Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Muchas personas que sufren la herida del abandono experimentaron de pequeñas una profunda falta de comunicación con el progenitor del sexo opuesto. Para ellos ese progenitor era demasiado reservado y cuando deseaban que se hiciera cargo de ellos, estaban convencidos de que no le interesaban. La herida del abandono se vive con el progenitor del sexo opuesto. La persona que sufre del abandono también suele sufrir rechazo.

Un niño pequeño puede sentirse abandonado:
Si su madre se encuentra ocupada con un bebé nuevo. El sentimiento de abandono será aún más fuerte si el bebé necesita muchos cuidados porque es enfermizo o padece alguna incapacidad. El niño tendrá la impresión de que su madre lo abandonó continuamente para ocuparse de otro y comenzará a creer que siempre será así, que nunca tendrá a su mamá.

Si sus padres salen a trabajar todos los días y tienen poco tiempo para él.
Cuando lo llevan al hospital y debe permanecer allí, el niño no comprende lo que sucede. Podrá pensar que sus padres lo abandonaron para siempre.

Cuando sus padres lo dejan con alguien durante las vacaciones, incluso si se trata de la abuela.
Si su madre está enferma y su padre demasiado ocupado o ausente para ocuparse de él, de modo que se ve obligado a arreglárselas por sí mismo.

Por ello, quienes sufren abandono consideran que no son queridos. La ausencia de alimentación física también puede originar la herida del abandono, la cual puede comenzar antes de los 2 años. La máscara que se crea para intentar ocultar su herida es la del dependiente.

El dependiente cree que no puede lograr nada por sí mismo y por lo tanto tiene necesidad de alguien más como sustento. La dependencia es como una obligación para que el otro lo mire e intentar reparar en parte su herida infantil que acompaña toda la vida.

El dependiente juega a ser víctima, posiblemente al igual que uno de sus padres. Una víctima es una persona que crea todo tipo de problemas en su vida para llamar la atención.

Es sorprendente encontrar cómo se pueden detectar ciertos comportamientos de acuerdo a nuestras heridas de infancia. El pasado no se puede cambiar pero puedo asumir conciencia de él para soltarlo. Las 5 heridas de la infancia, de acuerdo al libro de Lise Bourbeau son rechazo, abandono, humillación, traición e injusticia. Podemos tener una o varias, pero conocerlas nos ayuda a mejorar. Y sobre todo contribuye a evitar repetir los errores con nuestros hijos.

!Estamos aprendiendo!