Permítanme contarles el sueño que tuve esta mañana y espero lo lean hasta el final:
Me acabo de levantar y veo en las noticias que el gremio odontológico, conformado por más de 60,000 profesionales, está mostrando un grado de unión jamás antes visto. Ha logrado que el gobierno nacional, en cabeza del Ministerio de Salud y en tiempo récord, anuncie que los odontólogos y especialistas de la odontología se re-activan. Mis ojos no dan crédito a lo que ven.
Sigo viendo en el noticiero que las agremiaciones odontológicas han lanzado un llamado a los profesionales a que se agremien y lograron que más del 95% lo hiciera. ¿Cómo lo lograron? Ofrecieron un plan de afiliación anual llamado “Agremiados somos fuertes”. Con este plan básicamente quien esté agremiado tiene ahora la oportunidad de acceder a todos los beneficios de las agremiaciones de odontología en Colombia, participar con voz y voto de las decisiones del gremio y más importante aún: la oportunidad de conformar un cuerpo vivo, sano, fuerte, con la intención de dar hasta el último aliento de vida, de ser necesario, para no permitir que los derechos de los integrantes del gremio se vean, si quiera, en peligro de ser vulnerados.
Para ser parte de “Agremiados somos fuertes” tan solo es necesario pagar $30,000 para el año 2020, en el que inició la pandemia de coronavirus y afectó gravemente las finanzas de odontólogos, y todos aquellos que dependen de la odontología: auxiliares de salud oral, higienistas orales, técnicos dentales, laboratoristas dentales, almacenes dentales y casas comerciales. Y para el 2021 debían pagar $40,000 año. Ya para el 2022 las cosas, volviendo a su normalidad, la anualidad regresa a los valores habituales para nuevos miembros y para los que se agremiaron este 2020 sufriría incrementos anuales del 20% hasta llegar al valor normal.
Esta estrategia de las agremiaciones fue altamente efectiva, decía la periodista en el noticiero, ya que más de 56,000 profesionales se unieron. Con los aportes de las anualidades que se recibieron se logró recaudar fondos para que los profesionales de la salud oral que estuvieran pasando necesidades tuvieran un subsidio, mientras que a otros les ayudaron con parte del pago de los arriendos de sus clínicas y consultorios, y a otros les donaron materiales e implementos de bioseguridad para que empezaran a trabajar de la mejor manera.
Yo sigo viendo el televisor perplejo y mi felicidad va cada vez en aumento. Están mostrando que las cabezas visibles del gremio están firmando un pacto de unidad y no agresión inicialmente de cinco años, en los que se comprometen: a dar ejemplo, a no permitir que los egos, las envidias, las intrigas y las pasiones desmedidas los gobiernen y a tirar para el mismo lado a favor de todos aquellos que viven de la odontología. Me parece increíble ver que los líderes gremiales logran un consenso entre todos para que se empiece a competir con calidad más que por precio afectando positivamente a los pacientes y la ciudadanía en general.
El gobierno también solicitó que un representante, elegido por votación por todos los agremiados, haga parte del Ministerio de Salud para que, de primera mano, se pueda legislar de manera justa, equilibrada y a favor del gremio. Mi corazón desborda de alegría cuando se anuncia que ya están los protocolos de seguridad que permiten realizar todos los procedimientos odontológicos y que se re-activa el sector poniéndolo a la par de los demás que han sido autorizados también para volver a labores de manera gradual.
Ahora está sonando mi teléfono, lo miro un poco borroso y leo que dice: “Alarma, es hora de despertar: ¿descartar o posponer?
¿Les parece si juntos hacemos este sueño realidad?
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