Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Bienestar financiero y sostenibilidad financiera

El Consumer Financial Protection Bureau (CFPB) define el bienestar financiero como el estado en el cual una persona puede satisfacer plenamente sus obligaciones financieras actuales y en curso, puede sentirse segura de su futuro financiero, y es capaz de tomar decisiones que le permitan disfrutar de la vida.

Tanto las personas y las empresas necesitan establecer el estado en el cual pueda satisfacer plenamente sus obligaciones financieras actuales y en curso, y pueden sentirse seguras de su sostenibilidad financiera de corto y mediano plazo. Por esta razón, debemos comprender las condiciones mínimas vitales financieras, y tomar decisiones para preservar su bienestar y sostenibilidad financiera en la actual coyuntura del Covid19.

El bienestar y la sostenibilidad financiera es una construcción que nace del entrenamiento financiero constante, comprendiendo que la base del crecimiento es el ahorro, el cual permitirá en tiempos prudenciales, analizar estrategias de inversión de corto y largo plazo.

Sin embargo, los colombianos NO estamos acostumbrados al ahorro. Menos del 18% de la población colombiana tiene hábitos de ahorro, y normalmente los periodos de tiempo del ahorro, no sobrepasan los 5 años. ¿Y por qué? Porque confundimos la regla clave en finanzas, el tiempo.

Tenemos mitos financieros para tomar créditos de largo plazo, pensando que debemos tener cuotas mensuales bajas y descuidando la variable clave: el tiempo. Asimismo, el ahorro dura pocos periodos; al primer arreglo de la casa, vacaciones, problemas dentales o de salud o golpe del carro, inmediatamente el dinero del ahorro es atacado de manera despiadada y los objetivos con los cuales efectuamos dicho sacrificio pasan a segunda instancia frente a la emergencia.

Nuestra cultura financiera es tan gelatinosa que factores como promociones, descuentos y remates en tiempos de pandemia, justifican tocar los fondos de ahorro para supuestamente aprovechar la “oportunidad”. Somos seres humanos que nos dejamos deslumbrar por el poder del dinero y justificamos con múltiples factores el endeudamiento a múltiples cuotas, pero no somos capaces de encontrar ventajas en una estrategia de ahorro de largo plazo.

Fue Alan Greenspan, expresidente de la reserva federal de Estados Unidos, quien acuñó la frase “exuberancia irracional” para explicar los procesos complejos que utilizamos los seres humanos para justificar razones financieras poco creíbles. Por ejemplo, invertir en “instrumentos financieros” con altos retornos en tiempos de pandemia, supuestamente con bajo riesgo y liquidez inmediata, para observar cómo en pocos meses su dinero desaparece. Solicitamos inmediatamente al estado que responda por los daños, pero eso sí, nunca dedicamos tiempo para evaluar las garantías, el riesgo y las implicaciones de las operaciones en este tipo de escenarios ambiguos. Asimismo, muchas veces reaccionamos a una promoción, descuento y remate del 50%, pero no nos sentamos a evaluar el por qué nos ofrecen dicho “regalo”.

Adquirir productos en descuento o promoción e invertir con retornos altos y en corto tiempo, nos hacen susceptibles a volvernos irracionales en la toma de decisiones. La clave de la toma de decisiones de este tipo de opciones se fundamenta en tomarse el suficiente tiempo para evaluar nuestras necesidades y establecer una lista de oportunidades, ventajas y amenazas en una real planeación financiera responsable e intransferible.

Si descubrimos que la responsabilidad es personal e intransferible, comenzamos a explorar el maravilloso mundo del bienestar y sostenibilidad financiera. Si ampliamos el espacio de tiempos para el análisis personal, seguramente tendremos la oportunidad de planear financieramente los plazos de tiempo para la toma de la decisión en el corto y largo plazo, ponderando y promediando las condiciones del mercado y probablemente tendremos un espacio fundamental para lograr disminuir el riesgo y sobre todo para analizar aquella frase célebre de nuestros abuelos “De eso tan bueno, no dan tanto”.

Diego Fernando Palencia Silva

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