Cali, 31 de Julio de 2020
SOBRE LA PANDEMIA Y LAS VACUNAS
Apreciado Dicter,
Me refiero a la conversación que venimos teniendo sobre la pandemia, el riesgo, las vacunas y la nueva normalidad.
Comienzo por reiterar que acepto que el virus existe y que además mata si no le ponemos cuidado a nuestra salud. En consecuencia, también acepto que se hacen necesarias medidas diversas para prevenirlo, así como para evitar complicaciones y muertes que pueden neutralizarse con adecuados protocolos caseros, ambulatorios y hospitalarios.
En cuanto al tema vacunas, tengo muchas dudas, y creo que fundadas. En primer lugar, ¿por qué tanto afán de la industria farmacéutica en la obtención y comercialización de la vacuna? ¿por qué tanto secretismo entre los gobiernos y las farmacéuticas en las negociaciones que se están dando? ¿El avance de la ciencia es tanto, que en tan solo 7 meses ya se ha conseguido la fórmula salvadora de la vacuna, o en cambio, lo que nos están ofreciendo es un placebo o mejor, una fórmula sin todas las garantías?
Y además apreciado Dicter, ¿de dónde han salido los fondos con los que las farmacéuticas están haciendo las vacunas? Seguro que no es de sus cajas. Desde el principio de la pandemia, Alemania, USA y China, entre otros países, anunciaron estar dispuestos a financiar la investigación y la producción a gran escala. Si así ha sido y, si hablamos de una pandemia, una crisis global, ¿por qué se habla de precios de vacuna, como de cualquier medicamento del vademécum? ¿por qué la OMS y el conjunto de las naciones unidas, no imponen un precio de referencia lo más barato posible para su masificación y, en cambio, los gobiernos suscriben cláusulas de confidencialidad y pactan precios a la gallina ciega, como si se estuviera negociando insumos para fabricación de otros productos y no para el cuidado de la salud humana?
Tengo muchas sospechas, pero de todas la que más me mortifica, es la pretensión de algunos políticos, de promover la gratuidad de la vacuna a cambio de su obligatoriedad. No solo me parece arbitrario, abusivo, sino peligrosísimo. Si se abre esta puerta, estaremos entrando sin más reato, al “Mundo Feliz” de Aldou Huxley y al panóptico de George Orwell en su novela 1984.
Bien sabido es que la fragilidad de la naturaleza humana, nos hace proclives a cambiar nuestra libertad, nuestra dignidad personal, nuestro derecho a pensar y a disentir y, nuestro derecho a la intimidad, por el canto de sirenas que nos anuncian seguridad, control, defensa, estabilidad, así éstas, terminen ahogándonos con las barcas de nuestras vidas, como casi lo logran con Ulises en su Odisea.
José Alberto Tejada Echeverri
Director
Sistema Informativo CECAN MEDIA
@joaltejada
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