Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

¿Conmoción interior o diálogo social?

Desde algunos sectores de la sociedad le han solicitado al presidente Duque que declare el Estado de Conmoción Interior debido a la grave perturbación del orden público que altera la convivencia ciudadana en el territorio de varias ciudades del país.

Por otra parte, la inmensa mayoría de la población, incluyendo a los participantes de la protesta pública, han invocado el diálogo social como la vía más conducente para resolver conjuntamente con el gobierno los problemas que de tiempo atrás aquejan a vastos sectores de la población que secularmente ha sido desatendida de sus justas peticiones, no obstante los acuerdos y compromisos adquiridos por los gobiernos de turno de materializarlos en políticas públicas encaminadas a promover la prosperidad general y el cumplimiento de los principios, valores y derechos de los ciudadanos conforme a lo dispuesto en la Constitución Nacional.

Esta disyuntiva debe resolverse en favor del diálogo social, mediante el cual es posible la participación directa de los ciudadanos asociados en diferentes organizaciones económicas, políticas, sociales y culturales. De lo contrario estaremos avocados a que en desarrollo de la conmoción interior el presidente de la república ejerza sus facultades de carácter autoritario encaminadas según su leal saber y entender “a conjurar las causas de la perturbación o impedir la extensión de sus efectos” (Art. 213 de la Const. Pol.); lo que conduciría a una restricción de los derechos y libertades de los ciudadanos en general.

Pero además sí el gobierno considera que estos mismos hechos de perturbación han afectado la vida económica, social y ecológica, podrá decretar el Estado de Emergencia Económica, que le permite dictar decretos con fuerza de ley para poner en vigencia algunos aspectos de las reformas que hoy han sido cuestionadas por diversos sectores de la opinión, perdiéndose de esta forma, el esfuerzo desplegado por los ciudadanos y sus organizaciones de trabajadores, estudiantes, maestros, informales, etc., integrados en la protesta social.

En esta ocasión el diálogo social constituye un instrumento legítimo para lograr que los acuerdos a los que se lleguen entre el gobierno y los diferentes sectores sociales, y en especial con los participantes de la protesta pacífica, no se traduzcan en simples formalidades, tal como ha sucedido en el inmediato pasado, o se utilicen como mecanismos dirigidos a atenuar o a amortiguar temporalmente los efectos nefastos de las reformas presentadas por el gobierno y aprobadas por el Congreso de la República, en tanto perduran las causas y los motivos que originan los problemas sin ninguna solución en la práctica social. 

Se trata, en definitiva, de que con el diálogo social se pueda convocar a quienes no solo comparten con el gobierno sus políticas públicas, sino a todos aquellos que hacen parte de las fuerzas de oposición o en su calidad de ciudadanos no se les facilita su participación en defensa de los intereses generales. Y por otra parte, se pueda avanzar en la ampliación de la democracia y la paz con justicia social,  facilitando con ello el progreso y el bienestar de los ciudadanos, cuya situación se ha visto agravada con la crisis económica y sanitaria que finalmente tendrá que ser superada, sin convertir el diálogo social en un fin en sí mismo, tratando de apartar a las fuerzas políticas y sociales del cumplimiento de sus tareas cardinales en la lucha por un cambio del sistema económico, político y social.

Veeduría ciudadana por la democracia y la convivencia social

Pablo A. Borrero V.  Luz Betty J. De Borrero