Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Cuenta de cobro.

Salud emocional

Un cobrador, cualquiera que sea su modalidad, es desesperante. Es un individuo que pareciera disfrutara con el poder que tiene sobre el deudor y su deuda. A veces se intuye como un cierto placer en su manera de cobrar. Es como si nos pillaran en una falta, la deuda, y nos restregaran la obligación. Claro, nosotros conocemos nuestras deudas pero que otro venga y nos las recalque, es semejante a una humillación.

Se podría entender que estamos refiriéndonos a las cuentas de cobro económicas que por estos días aprietan demasiado. Las entradas han disminuido, el flujo de caja es más lento y las cuentas se acumulan allí, sobre el escritorio. Nos quejamos de la pichicateria de los bancos, tan cobradores, que a toda hora quieren ganar a costillas de nuestro bolsillo. Sin embargo cuando se habla de cobradores y cuentas de cobro no solamente se habla en sentido material. Es interesante conocer que tanto un individuo cualquiera se puede parecer a un banco cualquiera.

Que tan cobradores somos? Cuanto disfruta un cobrador emocional restregando los errores de otros? “Te dije q te iba a pasar” “¿vio?”. Se lo había advertido” “Quien le manda a no hacer caso” . El cobrador emocional, siempre tiene la razón y clava la puntilla en el lugar que debe: sobre nuestra debilidad, sobre nuestra falta de voluntad o sobre nuestro miedo. Aparentemente tiene la mejor voluntad pero su manía de educar y “señalar” lo que debemos corregir y que el hace tan bien, lo vuelve harto y odioso. Un cobrador emocional es experto en señalar las faltas. Sus frases están llenas de buenas intenciones pero con veneno incluido. Al final no sabemos si agradecer o morirnos de furia. La ambivalencia es continua porque sabemos que tiene la razón pero su cobradera es insoportable . Sus frases tienen un doble juego que confunde.

Y entonces aquella comunicación que podría ser fluida y tranquila, pidiendo un favor o recordando un comportamiento, se vuelve tóxica con la inclusión de la cuenta de cobro. ¿Sabe de que le hablo? ¿Ha captado que tan cobrador es? Bueno la primera tarea es empezar a caer en cuenta si emocionalmente usted es un banco con chepito incluido. Cayendo en cuenta de las propias expresiones cargadas de veneno pero con buenas intenciones, podría empezar a modificarlas. Y ya de por si, al no cobrar estoy ayudando a reparar. ¿Acaso no somos seres en proceso de construcción?

Gloria Hurtado – Psicóloga