Hace más de 83 años en uno de los miradores de Cali, se levantó el monumento en homenaje a Sebastián de Benalcázar, en el cuarto centenario de la fundación de Cali, y se hizo precisamente por ser su fundador y en ese punto y con la mano de Don Sebastián señalando al pacifico, en remembranza a su siempre presente preocupación por la vía al mar, fue por eso que en su momento él envía a Juan de Ladrilleros a investigar cuál era la ruta más viable al mar; pensando en la conexión con el resto del mundo, que aún hoy es de mucho interés y se conoce como la llamada Conexión Pacifico. Esto se encuentra en la placa ubicada a un lado de las primeras escaleras que llevan al monumento en la vía que conecta la avenida circunvalar y el puente de Santa Rita sobre el río Cali.
Sebastián de Benalcázar bautizado como Sebastián Moyano y Cabrera fue un militar, explorador, descubridor y conquistador español, que llegó a América en uno de los viajes de Cristóbal Colón, también estuvo en la conquista de Nicaragua y Perú como uno de los hombres de confianza de Pizarro; Con Gonzalo Jiménez de Quesada entró a Santa Fe, luego regresa a España a legitimar sus derechos y a su retorno fue nombrado adelantado y gobernador propietario vitalicio de Popayán en 1541.
Para unos, este personaje fue el mayor sanguinario y genocida del pueblo Misak, para otros, los guambianos, que así les hemos llamado históricamente, de acuerdo con las investigaciones del historiador documentado, Diego Castrillón Arboleda, no pertenecían a una etnia originaria del Cauca. Los había rescatado Benalcázar de una masacre de la que estaban siendo objeto por parte de una tribu caníbal del Ecuador, alrededor de la hoy llamada laguna de Yaguarcocha (laguna de sangre). Los trajo hasta Popayán y les dio asentamiento en lo que hoy conocemos como las Guacas. De allí se fueron desplazando hacia la cordillera, hacia lo que es hoy el municipio de Silvia.
Definitivamente la historia la contamos y la interpretamos de acuerdo a nuestra posición e ideología, y no podemos atrevernos a decir quien tiene o no la razón, tanto los de un lado como los del otro soportan sus teorías con investigaciones y bibliografía, y aun teniendo las dos versiones, seguro tomaremos la que se acomode a nuestra ideología.
Enfocándonos en lo sucedido el 28 de abril 2021 en el marco de un Paro Nacional, irresponsablemente organizado en medio del tercer pico y más severo de la pandemia del Covid-19; unos indígenas venidos del Cauca, tumbaron la estatua del fundador de la ciudad; argumentando que quieren reivindicar a los indígenas, pero como dice la historiadora Gilma Betancourt fue un hombre de su época, mal haríamos hoy en mirarlo sin tener en cuenta su contexto, para la época los conquistadores eran los prohombres, luego fueron cuestionados, y ahora conquistador se entiende como destructor, genocida.
Independientemente de protestar por la educación, por el costo de los impuestos, por la inseguridad, por la pobreza, por la violencia, por la corrupción, por la economía, por la injusticia, por reivindicar la etnia, por la intolerancia, por las cámaras y sus multas, apoyar o no las protestas, con razón o sin ella, lo que si NO se puede aceptar es el acto de vandalismo como el que se ha vivido en Cali al tumbar el monumento a Sebastián de Benalcázar, ir contra un hito que está incrustado en la memoria de todos los caleños y que es un referente de la ciudad, no tiene ningún sentido.
¿Qué deuda histórica quieren cobrar hoy con actos irracionales, dignos de bandidos?
Quisiera equivocarme, pero estas manifestaciones parecen estar orquestadas, organizadas y financiadas con fines de desestabilizar. El florero de Llorente hoy es la reforma tributaria, al derogarla, aparecerán todos los demás motivos que ya enumeré hace un momento; o lección está aprendida o la turba se deja manipular por quienes quieren solo desestabilizar.
Ahora inicia la disyuntiva, ¿qué va a pasar con el monumento derrumbado? Lo más sensato es volverlo a su lugar, ya había yo sentado mi punto de vista cuando hace unos meses a unos genios se les ocurrió que había que reubicarlo.
¿Por qué se debe dejar en su lugar?, pues sencillamente porque como hito (“Acontecimiento puntual y significativo que marca un momento importante en el desarrollo de un proceso o en la vida de una persona.” ) y monumento icónico de esta ciudad no solamente es una obra de arte en bronce fundido ejecutada por el escultor Español Victorio Macho, sino que también está allí porque hace parte de la historia de este territorio, y porque ya hace parte del paisaje.
Como ex presidente y miembro activa de la Sociedad de Mejoras Públicas y la primera presidenta de la institución sin ánimo de lucro más antigua de esta ciudad, estoy apoyando que se respete la Estatua de Don Sebas y que se les reconozca a los indígenas que hicieron también parte importancia de la historia un espacio para reivindicarlos, sin borrar a los otros.
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