Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

El anarquismo de vuelta a Cali

Los hechos vandálicos y de violencia física contra las personas y los bienes públicos y privados sucedidos recientemente en la ciudad de Cali, con ocasión de la realización de la protesta social y política, no pueden atribuirse simplemente a la pérdida del civismo de los caleños o a la denominada por el alcalde Ospina operación avispa, o debido al descontento generalizado de los ciudadanos con las políticas antipopulares del gobierno del presidente Duque y en especial con el proyecto de ley tributaria y mal llamado de “Sostenibilidad Social”.

Lo acaecido en Cali obedece a todo un plan orquestado por algunos grupos de individuos desclasados y del lumpen proletariado propios y extraños, que vienen siendo utilizados por sectores pertenecientes a diferentes grupos sociales y políticos de estirpe anarquista, que desde afuera o adentro de las movilizaciones de los ciudadanos, desarrollan toda clase de acciones que riñen con el carácter pacífico y legítimo de la protesta social y política, contra aquellas determinaciones políticas que en el caso de la reforma tributaria gravan las rentas de trabajo, mientras se mantienen los privilegios del gran capital financiero nacional y transnacional.

Algunos grupos de anarquistas tan solo persiguen beneficios personales, en tanto que otros pretenden cambiar el orden de las cosas utilizando para ello la violencia, tal como aconteció con el grupo anarquista de indígenas pertenecientes a la comunidad Naska, que llegaron hasta el mirador de Belalcázar y derribaron la estatua del conquistador español, al cual se le atribuye el exterminio de buena parte de la población indígena del continente americano.

El hecho real y concreto es que con dicha actitud radical y extrema se deslegitiman las razones y motivos que se tienen para definir las condiciones y el papel que jugaron los emisarios del colonialismo español en nuestras tierras y poder así establecer la verdad histórica que ha sido deformada por algunos historiadores, siendo necesario restablecerla con el aporte y el concurso de las propias comunidades indígenas interesadas en cumplir con este propósito común de los caleños y vallecaucanos.

Las acciones anarquistas han regresado a Cali por cuenta de algunos grupos de individuos que consideran estar contribuyendo con sus acciones beligerantes con los cambios que requieren la ciudad y el país y que se concretan en acciones aventureras que en muchos casos desembocan en actos de violencia y vandalismo.

En la ciudad de Cali los sectores que practican el anarco-sindicalismo y de grupos juveniles de extrema izquierda, se prestan para actuar de consuno en acciones directas de fuerza que sirven de caldo de cultivo para la implantación de toda clase de medidas restrictivas de la libertad con las cuales se busca reprimir la protesta pacífica e identificarla con la violencia y el caos reinante en las ciudades.

Desde la Veeduría que representamos consideramos necesario que las organizaciones sindicales, sociales y políticas que han estado al frente de la protesta social y política, rechacen de plano las acciones violentas y vandálicas propiciadas por determinados grupos de anarquistas que de alguna manera, desde la sombra o involucrándose en la protesta social, le han causado un gran daño al movimiento de los trabajadores y organizaciones sociales que han participado en forma pacífica con arreglo a su derecho constitucional de protestar públicamente contra aquellas políticas que lesionan los intereses generales del pueblo caleño y vallecaucano.

Veeduría ciudadana por la democracia y la convivencia social

Pablo A. Borrero V.  Luz Betty J. De Borrero