Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

El bazar de las recompensas.

Salud emocional

Cada vez que se sucede un acontecimiento doloroso ( es decir todos los días) pareciera que el gobierno quisiera compensar, reparar, borrar, ofreciendo una recompensa. Edificio quemado, estudiante asesinado, policía secuestrado, niña desaparecida, banco asaltado… primeras palabras del gobierno: se ofrece recompensa de…

Y aquí empiezan mis inquietudes. Será que existe un banco donde se guardan los montos de las recompensas? Como se financia? Quien realizó la tabla de evaluación de susodichas recompensas? Porque definitivamente, allí sí que existe discriminación. En ningún otro escenario como en el bazar de las recompensas se hace más efectiva la expresión “ usted no sabe quién soy yo”. Porque ni los muertos son iguales, ni los robos son lo mismo, ni las bombas incendiarias son de la misma categoría. Menos pretender igualar a los niños del campo con los de la ciudad. Hay escalas! Todas las inundaciones no son de la misma categoría, ni los secuestrados “pesan” lo mismo. En la feria de las tarifas hay recompensas de 100 millones y otras pichurrias de 5. Usted ha medido, acaso, a qué categoría pertenecen sus percances o problemas en caso de merecer que ofrezcan recompensa por su tragedia?

No se si las recompensas dan resultado. Ni siquiera se si las pagan o siguen siendo un “canto a la bandera”. No se si sea otra forma de burlarse de la desgracia, o si son un “encantabobos”, o una forma sutil de sentirse efectivos. Pero las diferencias de trato, el monto de las mismas, la forma como se“ ofrecen” son definitivamente atropellos para las “victimas” . Nunca he podido entender la efectividad de las mismas. Algún investigador se habra tomado la tarea de sumar el monto del bazar de las recompensas? Habrá algún estudio sobre la periodicidad de las mismas? Conoce a algún individuo que afirme “a mi me pagaron una recompensa”? Sabe cual es el top de las recompensas?

Para entrar en la onda, quien conteste este comentario de pronto es merecedor de una recompensa. Lo analizaremos…

Gloria Hurtado – Psicóloga