
El tema de moda en estos días es la marcha del jueves 21 de noviembre. Una marcha para quejarnos por todo lo que nos parece mal. Marcha contra la corrupción, contra la reforma pensional, contra la reforma laboral, contra el asesinato de líderes, contra la minería ilegal, contra las licencias de extracción minera que deterioran el medio ambiente, contra la retención forzosa de niños por los grupos ilegales, contra la muerte de niños retenidos forzosamente en acciones de la fuerza pública, contra el incumplimiento de la inversión en educación prometida por el gobierno de Duque y un sin fin de razones más.
El derecho a la protesta es importante preservarlo. Los ciudadanos debemos estar en capacidad de expresarnos y de que nos escuchen. Pero esta marcha en la que hay tantas razones por las que la gente piensa salir, no ayuda a solucionar ningún problema. Solo ayuda a empantanar mas el panorama y quienes mas réditos van a recibir son los políticos que llevan años dividiendonos y polarizandonos: Petro y Uribe.
Sin importar el resultado de la marcha, estos señores sabrán aprovecharlo para mantener y ampliar su influencia. Si la marcha es multitudinaria y pacífica Petro dirá que es en apoyo a Colombia Humana y Uribe que es contra la muerte de lideres sociales a manos de los grupos ilegales. Si hay disturbios, Petro dirá que la policía los empezó y Uribe que los manifestantes eran vándalos de izquierda, probablemente traídos del extranjero y auspiciados por el Foro de Sao Pablo. Si las marchas son flojas los de Uribe se ufanarán de su poder de convencimiento y los de Petro denunciarán falta de garantías. Y sea como sea ambos se fortalecerán con el apoyo de sus seguidores que encontrarán mas y mas razones para mantenerse en sus respectivas posiciones.
Como son tantos los motivos de queja que están motivando la marcha, lo único que parece claro es la desconfianza en nuestras instituciones. Se necesita una reforma laboral que se ajuste a la realidad del mercado y de los nuevos modelos de negocios tecnológicos o de economía naranja, flexibilizando horarios y lugar de trabajo para mejorar los indices de formalización laboral, pero la ciudadanía está convencida que cualquier reforma será para favorecer a los empresarios en detrimento de los trabajadores. Se requiere una reforma pensional y que las personas se jubilen con el fruto de sus ahorros y no con los aportes de los trabajadores ni los impuestos de los contribuyentes. Si se van a gastar recursos públicos en pensiones debe ser en aquellos del régimen subsidiado y los que no alcancen los requisitos para pensionarse, en lugar de en las pensiones de los congresistas y funcionarios del estado. Sin embargo, aunque se necesita la reforma pensional, la ciudadanía no confía en que los cambios sean beneficiosos y por el contrario siempre irán en contra de los intereses de los trabajadores.
El público no confía que el gobierno presente los proyectos de Ley que mas le convengan al país, ni confía tampoco que los legisladores van a deliberar y votar por las leyes que mas convengan a los ciudadanos. Por eso la gente está presta a marchar y mostrar su descontento. Por que se va quedando sin opciones de expresión, porque le sirve como válvula de alivio y siente que al menos está haciendo algo.
Y cada vez más nos estamos quedando sin margen de maniobra. Cada vez más polarizados y cada vez más desencantados de los congresistas que elegimos.
PABLO ANTONIO PEREZ VALENCIA.
@paperezvalencia
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