Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

La muerte de la oficina y sus consecuencias económicas

Por: John Müller SEGUIR Actualizado: 21/03/2021 

El teletrabajo genera grandes ahorros en los desplazamientos, pero se pierde la productividad de la ‘economía de la aglomeración’

En EE.UU., país que en mayo espera tener vacunada a la mayoría de su población, los consejeros delegados están discutiendo sobre el regreso a las oficinas. Nadie sabe muy bien qué aspecto tendrán los lugares de trabajo tras la pandemia. La enfermedad ha permitido comprobar las ventajas y desventajas del teletrabajo, pero ya son muchos los informes que advierten de que quizá no sea una panacea en términos de productividad.

Un estudio reciente es ‘Working from home: Too much of a good thing?’ de Kristian Behrens, Sergey Kichko y Jacques-François Thisse que ha publicado el Centro de Investigación Política y Económica (CEPR en inglés). Con un modelo simplificado, los autores han descubierto que la relación entre teletrabajo y productividad tiene la forma de una U invertida y que constituye «una bendición ambigua» porque el trabajo en remoto tiene ganadores y perdedores. «El teletrabajo no es una panacea ya que una reducción excesiva de los espacios de trabajo puede ser perjudicial para todos y exacerbar la desigualdad económica», afirman.

Si el teletrabajo supusiera ganancias decisivas de productividad, las empresas con un perfil adecuado lo hubieran adoptado masivamente hace ya mucho tiempo. Pero esto no es lo que sucedía antes de la pandemia: apenas un 5% de los norteamericanos teletrabajaba en 2019. Una explicación es que las posibilidades de las tecnologías de la información eran grandes desconocidas o son insuficientes para desempeñar determinados trabajos.

Tampoco por el lado de los trabajadores la apuesta era clara. Un estudio de 2015 en una empresa china demostró que después de nueve meses de teletrabajo, el 50% optó por regresar al lugar de trabajo (Bloom y otros, 2015). Sólo un 35% quiso mantenerse trabajando en remoto.

La ventaja más visible del teletrabajo es el ahorro en desplazamientos. Viajar entre el hogar y el lugar de trabajo es una de las actividades más desagradables en la vida cotidiana, según comprobó un estudio de Kahneman en 2004. Un neoyorquino medio invierte entre tres y seis semanas de trabajo en desplazarse, un habitante del Gran París, cuatro semanas. En 2014, 139 millones de trabajadores estadounidenses sumaron 3,4 millones de años en ir y venir del trabajo.

Si el teletrabajo supusiera ganancias decisivas de productividad, muchas empresas lo habrían adoptado hace mucho tiempo

Pero no sólo los trabajadores se benefician de esto. La distancia al trabajo y la productividad están relacionadas, como demuestran los trabajos de Yves Zenou. Un estudio en Alemania comprobó que el absentismo caería un 16% si no hubiera que trasladarse al lugar de trabajo (Van Ommeren y Gutièrrez-i-Puigarnau, 2009).

Al final, el espacio que las empresas se ahorran en oficinas lo acaban pagando los teletrabajadores. Este es uno de los aspectos que tendrá más repercusiones en la prosperidad y el PIB, según el estudio de Behrens, Kichko y Thisse. Las ciudades donde el impacto será mayor son aquellas que tengan menos regulaciones y restricciones sobre el uso de suelo. En otro estudio, de 2020, Bloom predice que el teletrabajo eliminará hasta el 50% del gasto en el centro de las grandes ciudades.

Pero el aspecto donde el teletrabajo tiene un impacto radical es en el deterioro de lo que se llama ‘economía de la aglomeración’. Esta se define por las ganancias de productividad que obtienen las empresas por situarse unas cerca de las otras, pero también se da entre los trabajadores cuando interactúan cara a cara, o en los contactos informales en los lugares de trabajo.

Hay un juego de compensaciones entre el ahorro en desplazamientos y las pérdidas de la economía de la aglomeración que es uno de los aspectos centrales del teletrabajo. Un estudio muy interesante sobre el impacto que tiene la disposición espacial de las personas en la productividad lo realizaron en 2017 Matthew Claudel y otros cuatro investigadores. Para ello, examinaron los patrones de colaboración de los profesores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), a través de su producción académica (artículos y patentes) y sus estructuras organizativas (afiliación institucional y posición en el campus) durante una década.

El trabajo dejó hallazgos significativos, aunque los resultados no sean del todo concluyentes. Por ejemplo, quedó claro que es más fácil colaborar por la cercanía física que por la posición que se ocupa en una estructura burocrática.

El llamado ‘edificio 76’ del campus del MIT era un ejemplo. Alberga el Instituto para la Investigación Integral del Cáncer, establecido gracias a una donación de 100 millones de dólares de David H. Koch, con el objetivo de reunir distintos enfoques para la investigación del cáncer.

El trabajo dejó hallazgos significativos, aunque los resultados no sean del todo concluyentes. Por ejemplo, quedó claro que es más fácil colaborar por la cercanía física que por la posición que se ocupa en una estructura burocrática.

El llamado ‘edificio 76’ del campus del MIT era un ejemplo. Alberga el Instituto para la Investigación Integral del Cáncer, establecido gracias a una donación de 100 millones de dólares de David H. Koch, con el objetivo de reunir distintos enfoques para la investigación del cáncer.