La República Popular China ha ganado representatividad tanto económica como políticamente en la actualidad, es el país con la segunda economía más grande del mundo y con el crecimiento económico más representativo en términos porcentuales. Un país totalitario, con un sistema económico mixto, ejemplo de crecimiento económico, pero sin duda, corto de libertades personales.
Mucho se ha escuchado en los medios de comunicación, pero poco se ha contado realmente de las protestas y manifestaciones que han ocurrido en Hong Kong. Lo cierto es que, para entenderlas, es necesario retroceder a finales del siglo 20, cuando Hong Kong pasó de ser una colonia británica ha estar en manos del régimen chino. De lo anterior, surgió la constitución denominada “La ley Básica”, la cual asegura que el país mantenga su sistema capitalista, legal y legislativo hasta el año 2047 (50 años después del acuerdo).
¿Pero qué implicaciones tiene pertenecer a este régimen? En resumen, la extrema vigilancia y el control social vulnerabiliza las libertades de los ciudadanos que quedan a merced del Gobierno, un gobierno que no admite disidencias ni ideas que no estén alineadas con el régimen. Se restringe el uso de redes sociales, se usan mecanismos de control social como el reconocimiento facial por medio de inteligencia artificial y el uso de sistema de puntos para caracterizar los ciudadanos, entre otras cosas.
El sistema de puntos ciudadanos es un claro ejemplo de cuando la ficción encaja con la realidad. Los servicios de transporte público y el acceso al crédito están condicionados a la puntuación de cada ciudadano, puntos que dependen de cumplir o no tu deber como ciudadano, deberes que van desde recoger las heces de la mascota hasta cuestionar los intereses del Gobierno.
El problema con Hong Kong reside en los últimos proyectos de ley del consejo legislativo (entidad alineada con Pekín) que atentan contra las libertades de los Hongkonenses: a) La ley de extradición y b) La ley de seguridad nacional.
La ley de extradición tenía como objetivo extraditar a criminales sospechosos a China, pasando por encima de lo acordado en la ley básica y, preparando el terreno para: detenciones arbitrarias, juicios sesgados, torturas, etc. Lo que se vive actualmente en China.
La ley de seguridad nacional va más allá, prohíbe: “la traición, la secesión, la sedición y la subversión al Gobierno Central (China)” en Hong Kong, reprimiendo más a los opositores del régimen y permitiendo que China moldee a su antojo la estructura del país. Con la excusa de la emergencia sanitaria por el SARS CoV -2, está prohibido las aglomeraciones de más de ocho personas en la ciudad asiática, por lo cual, los Hongkonenses, no pueden ejercer su derecho a la protesta. Parece que el proyecto de ley se propuso en una época muy conveniente para el gobierno chino.
China es una bola de nieve gigante y será clave para entender la futura inestabilidad geopolítica en el mundo; Honk Kong es un símbolo del capitalismo y su libre comercio, símbolo que el régimen de China quiere oprimir. Ahora bien, ¿qué pasará cuando los intereses de la República Popular China vayan en contra de otros países, habrá espacio al diálogo o se seguirá aplicando el totalitarismo?.
Manuel Vásquez
@Mvas633
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