Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

¿Lo han vacunado?

Ahora el lío son las vacunas. ¿Buenas? ¿Malas? ¿Sospechosas? ¿Peligrosas? ¿Subversivas? ¿Sanadoras?

Creo que no podemos pasarnos la vida poniéndole “tiza” a todo, más bien, debemos tratar de vivir un poco más tranquilos y sueltos, aceptando la realidad de lo que hoy el mundo entero enfrenta.

La aceptación es una palabra clave en muchas circunstancias y en estos momentos es una expresión sanadora. Aceptar significa dejar de resistirse. Aceptación no es complicidad, no. Significa aceptación de los hechos, aceptar qué hay una emergencia mundial y uno de los elementos posibles para paliar la crisis, son las vacunas.

¿Perfectas? No, con muchos puntos positivos y otros no tanto, pero es lo qué hay para sobrevivir como humanidad. Hay que hacerlo como compromiso individual y colectivo. Ninguna vacuna o ninguna droga de las que curan, es inocua, es decir, carece de efectos secundarios pero hay que escoger -y decidir- entre un dolor de cabeza o tomar la aspirina que licua la sangre, altera la presión o produce somnolencia. Es un ejemplo simple pero se escoge y se decide. Así estamos frente a las vacunas, hay que decidirse y aceptar.

Nadie obliga, aunque muy seguramente va a llegar el momento en que para viajar o reunirte en ciertos lugares, exijan carnet de vacunación. Como se hace actualmente cuando se viaja a algunas islas del Caribe que sin carnet de vacuna no te dejan montar en el avión. ¿Algún conocido ha escogido no viajar al Caribe por no vacunarse?

La paranoia mundial nos está absorbiendo. Sin embargo siento que con nuestra mente hacemos más tragedias de las “necesarias”. La prevención es muy grande cuando lo recomendable es soltar, aflojar, no querer controlar el mundo desde nuestra mente.

La Ciencia por más imperfecta que sea, por los errores que cometa, por lo manipulable o comercial que pueda ser, también tiene objetivos altruistas y creer en ella también es un acto de humanidad. ¡Es lo qué hay!

Para bien o para mal somos colectivo y las acciones no solo son individuales sino comunitarias. Nos vamos a morir cuando corresponde -lo que no significa dejarnos morir- pero si bajarle a la sensación de que todo el mundo está contra mi, o que la muerte está detrás de cada puerta. Llegará cuando sea pero mientras tanto no me puedo paralizar a “esperarla”.

Mientras, está la vida, la que tenemos, y en la que nos ofrecen oportunidad de sobrevivir en forma más sana, más próxima y solidaria, a través de las vacunas. ¿Por qué tanta prevención?