Al sur oeste de Kenia, en lo que una vez se conoció como la Provincia de la Costa, se encuentran los Taita Hills, un sistema montañoso que se eleva de forma abrupta por encima de las llanuras del Parque Nacional Tsavo West y que cuenta con un complejo forestal conformado por los bosques de Mbololo, Ngangao, Chawia, Kasighau y de Segalla.
El tamaño total de los bosques es de poco más de 10.283 hectáreas, sin embargo, solamente 1.118 de estas están reconocidas de forma oficial por el gobierno, así las cosas, 9.165 hectáreas están a la merced de la mano destructora del ser humano.
El desconocimiento y la mano maliciosa de algunos han provocado que el bosque sea fragmentado, degradado y, en algunos casos, han sido convertidos en plantaciones exóticas, poniendo en peligro no solo la captación de agua de estos cuerpos naturales sino también la conservación del suelo, el hábitat de varios animales endémicos y especies raras y a la población indígena local.

Galería propia de Daniel Mwamidi
Según algunos informes e investigaciones, en todo lo que son los Taita Hills, hay 492 plantas vasculares endémicas, de las cuales 402 son especies y 90 son subespecies y variedades, además, cuenta con 114 árboles taxonómicos.
Los Taita Hills no son solo el hogar de cientos de plantas, especies y animales; allí también habita la comunidad indígena Taita, una sociedad que emigró en cinco grupos distintos a Kenia a través de Tanzania. Cada uno de estos ubicados en lugares distintos de los Hills.
Si bien la historia de la migración varía según la fuente, unos cuantos concuerdan en que los Taita deben ser vistos como la parte de la población más grande que habita en el corredor del Kilimanjaro.
De forma tradicional, se ha dicho que la tribu Taita estaba conformada por distintos linajes o clanes, los cuales ocuparon su propio lugar en los cerros. Cada linaje o clan era una unidad política autónoma y antes de la llegada del colonialismo no se había desarrollado una conciencia unificada de comunidad.
Galería propia de Daniel Mwamidi
Hoy, los Taita se enfrentan a un gran problema: la nula documentación de su conocimiento sobre las plantas medicinales, su uso y sus métodos de conservación sobre estas, el cual está resguardado, en gran medida, por la memoria y sabiduría de los ancianos de la tribu.
Justamente, para hacerle frente a esta falta de documentación, Daniel Mwamidi, dedicó su tesis de doctorado a recoger gran parte de los usos medicinales de las plantas usadas por la tribu, sus métodos de conservación y el uso que le dan los Taita a cada especie.
Daniel es geógrafo y antropólogo, fue profesor de la Kisii University y ha ejercido como investigador sobre Ticca’s -territorios y áreas conservados por pueblos indígenas y comunidades locales- en la Universidad de Barcelona. Él, además, es miembro de la comunidad Taita y nos dio acceso a su tesis y a sus investigaciones para la realización de este reportaje.
“La combinación del conocimiento indígena y del conocimiento científico contemporáneo, da como resultado la utilización de la biodiversidad silvestre para el beneficio de la salud humana”. Esto es lo que hacen los Taita al usar las plantas para tratamientos que hacen frente a enfermedades como el asma, la bronquitis y la tuberculosis, o incluso, para tratar enfermedades relacionadas con el VIH-SIDA.
La flor de sangre o Scadoxus multiflorus, es utilizada para el tratamiento de problemas respiratorios como la bronquitis, la tuberculosis, la neumonía y la sinusitis. Para aprovechar sus propiedades se hierve en agua la planta, se deja enfriar y luego se toma el fluido resultante. Según el análisis fitoquímico de esta planta, la flor de sangre tiene características antimicrobianas que ayudan en el tratamiento de varios patógenos.

Imagen tomada zambiaflora.com
Para las alergias producidas por alimentos, y, de hecho, también para tratar el asma, los Taita usan la Lannea schweinfurthii. Con las raíces y la corteza de esta planta se hace té el cual luego se mezcla con miel o con azúcar. Un dato curioso es que la Lannea también se usa como tintura para telas y, en algunos casos, para atar elementos. La planta es usada, además, por comunidades indígenas de Zimbabue, Mozambique, Zambia, Sudáfrica, Tanzania, Uganda y Suazilandia.
La savia de la Uvaria lucida se combina con frutos secos, maíz y harina para cebar y cazar roedores. Lo particular de esta planta es que no hay evidencia de que se le de ningún uso en otras comunidades del mundo.
El caso de la Ciruela Caranda o Carisa edulis es bastante relevante, pues, los Taita la usan para tratar enfermedades de transmisión sexual como la sífilis y la gonorrea; pero, además, se ha evidenciado que sirve para mejorar el lívido sexual y la fertilidad tanto en hombres como en mujeres.
La Ciruela Caranda también es usada en comunidades indígenas de Tanzania para tratar enfermedades terminales como el cáncer y el VIH-SIDA con tan solo una dosis (una taza), a esto le llaman la “cura milagrosa”. Además, las raíces y la corteza de esta planta, combinada con las hojas de la Tabernaemonta stapfian, se usan para tratar a psoriasis.

Imagen tomada de duocet.ibiodiversity.net
En el caso de la elaboración de alcohol, la comunidad usa de forma recurrente el fruto de la Kigelia africana, el cual se mezcla con harina de maíz y mijo. El fruto actúa como catalizador y es utilizado en otras comunidades de Kenia como los Kikuyu, los Kamba, los Meru, los Embu y los Massaoi.
El árbol de corteza de pimiento o Warburgia stuhlmannii es usado para el tratamiento de la fiebre en casos de malaria, tifoidea, ameba y neumonía. Además, en algunas regiones del los Taita Hills es usado como afrodisiaco, pues, los puercoespines y los jabalíes comen su raíz cuando están en época de apareamiento. De ahí proviene la asociación de algunas comunidades con sus usos de potencializador sexual.
Otra de las plantas que destacan en el uso que le da la comunidad Taita es la Croton macrostachyus, esta especie es usada, hirviendo su corteza y raíz, como tratamiento contra la malaria. Pero si se mezcla con tabaco, se hierve y se deja toda la noche funciona como plaguicida. Además, se tiene la creencia de que esta planta ayuda a la captación de agua puesto que crece en áreas cercanas a las riberas de los ríos y los manantiales.
Para el tratamiento de enfermedades en el ganado, como el ántrax, los Taita usan la Euphorbia escarlatina, planta que además se usa para el tratamiento de enfermedades de la garganta y el cáncer de estómago en seres humanos.

Imagen tomada de Wikipedia.com
En la parte baja de los cerros de los Taita Hills la comunidad usa el Ocimum kenyensis para repeler y matar mosquitos, esto por su fuerte olor. La planta es usada también para tratar la malaria, el cáncer de próstata, sirve como estimulante sexual en hombres, para tratar enfermedades del sistema respiratorio y para controlar la enuresis.
La Ocotea usambarensis tiene múltiples usos dentro de la comunidad, de un lado es usada como fragancia en las bodas. Sus hojas se suelen poner debajo de las almohadas para romantizar el ambiente con su olor. De otro lado, desde el ámbito medicinal, la Ocotea es usada para curar los resfriados, para tratar el cáncer de garganta y patologías relacionadas con el VIH-SIDA.
Para algunos ancianos de la tribu esta especie arbórea –Ocotea usambarensis-también ayuda a tratar el sarampión, se usa como una alerta para la detección del gusano ejército y, además, se cree que puede curar la mordedura de serpientes.
La zona de los Taita Hills es rica no solamente en flora sino también en fauna. Uno de los animales que hacen presencia en este territorio es el león, es por esto por lo que la comunidad usa las ramas de Acacia mellifera, que tienen forma de garras y tienen espinas, para ahuyentar a estos animales. Cabe destacar que esta planta también se usa para tratar la malaria, el dolor estomacal y algunas enfermedades de la piel.
Para la comunidad es importante no solamente el uso que le dan a cada especie de planta sino también lo que puede suceder con esta al momento de usarla. Por tal motivo, ponen especial cuidado en la parte que se escoge, en si esta puede llevar a que la planta se seque o pueda debilitarla y exponerla a distintos patógenos que conlleven a su extinción. Además, cuidan que sus prácticas no lleven a la destrucción de las cosechas y evitan recolectar en época de sequía, hecho que se ha agravado con el cambio climático, pues, ahora cada especie se ha vuelto más vulnerable.
Los Taita son grandes conocedores de las plantas silvestres y de sus usos, promueven los mecanismos de conservación de la biodiversidad y hacen uso de esta, por ello se hace un llamado a la validación de estos métodos tradicionales de medicina y a establecer herramientas para la transferencia de este conocimiento a otras generaciones.
Es menester resaltar que, según la Organización Mundial de la Salud, el 80% de la población mundial usa medicamentos a base de hierbas para la atención primaria de distintas patologías, por tal motivo, Daniel Mwamidi, hace hincapié en la necesidad de conservar estas prácticas medicinales pero también de fomentar la formación de profesionales de la salud que incorporen este conocimiento.
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