Por: Manuel Vásquez
Desde el 2008, los principales Bancos Centrales del mundo han optado por la implementación de Políticas Monetarias no Convencionales después de alcanzar tasas de interés cercanas al 0%. Una de las medidas implementadas, son los programas de recompra de activos o Flexibilización Cuantitativa, por sus siglas en inglés QE (Quantitative Easing).
El funcionamiento del QE es muy sencillo. El Banco Central compra activos en el mercado financiero creando una demanda artificial de los mismos y generando liquidez en el mercado, más precisamente en los tenedores de estos activos. ¿El objetivo? A través de la liquidez, promover el uso de recursos de crédito para incentivar la inversión y ubicar la inflación en su nivel meta, contribuyendo indirectamente a la recuperación de la economía. Pero, ¿Quiénes son los propietarios de estos activos?
Estos programas han sido el principal motor de desigualdad en el mundo. En palabras de Jon Hartley, antiguo senior analyst en Goldman Sachs y actual columnista de Forbes, los programas de recompras de activos incrementaron la desigualdad al aumentar el precio de los activos financieros que son propiedad principalmente de los hogares de ingreso alto. Jon Hartley también agrega que la desigualdad solo ha disminuido en los países que no han implementado este tipo de política monetaria[1]
Philippe Marie y Jacques Mahery Georget, van más allá, y sugieren que solo en Estados Unidos la desigualdad ha incrementado 25% más por este tipo de programas[1]. Consecuentemente, investigadores como Naoyuki Yoshino, Farhad,Taghizadeh-Hesary, y Sayoko Shimizu, llegan a la misma conclusión sobre el efecto de política monetaria no convencional en Japón[2].
En la actual emergencia sanitaria y financiera del Coronavirus, los principales Bancos Centrales reanudaron los programas de recompras de activos. El Banco Central de Estados Unidos, la FED, inyectó el equivalente de 3.006.580 Billones de dólares, el equivalente al 14% del PIB del país y de una magnitud muy similar al PIB de Alemania en dólares en el 2019. Aterrizando los grandes números, si repartiéramos proporcionalmente esa cantidad de dinero a cada colombiano, nos tocaría el equivalente a $222 MM de pesos, moneda nacional. ¿Usted Cómo lector, aún cree que la desigualdad no es un problema de actualidad?
[1] Artículo: Did quantitative easing impact wealth inequality?
[2] Artículo: impact of quantitative easing and tax policy on income inequality: evidence from japan
Artículo: impact of quantitative easing and tax policy on income inequality: evidence from japan

La conclusión parece obvia. La implementación de los Programas de Recompras de Activos potencializa la desigualdad y debemos de buscar otros mecanismos de política monetaria para contener los ciclos de la economía sin que la misma tenga efectos contraproducentes contra la población más vulnerable. Además, no podemos seguir permitiendo que inyectar grandes cantidades de liquidez a los más ricos se vuelva una medida ortodoxa y normalizada; un grupo que ciertamente tiene más excedentes que cualquier otro.
Hoy más que nunca, medidas como la Renta Básica Universal cobran sentido como mecanismo dinamizador de la economía y como reductor de la brecha de desigualdad, resolviendo ambos problemas.
[1] https://www.forbes.com/sites/jonhartley/2015/06/25/how-federal-reserve-quantitative-easing-expanded-wealth-inequality/#f7e078f21eb1
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