Día sin información.
Haga el ensayo. Un día, 24 horas, metido en su cueva, en su casa, en su espacio, sin comunicación con el mundo exterior. Puede ser algo semejante a la actitud del avestruz: meter la cabeza en el hueco y.… el mundo de afuera desaparece.
Solo con usted mismo, protegido o resguardado de toda información externa. Algo así como un día de ayuno informático donde ninguna noticia perturbe. Como si por arte de magia, se encontrara en una isla imaginaria donde las 24 horas transcurren cocinando, arreglando las camas, de pronto pintando mandalas o si hay que trabajar, metido en la computadora, resolviendo líos. Pero, la abstinencia es completa.
La energía interior (el alma o la conciencia) también necesitan descanso. Sobre todo, requieren oxigenación, salir del estado de saturación para vaciar las acumulaciones de pánico, mala suerte, enfermedades imaginarias, ansiedad y angustia. No, no soluciona nada y al otro día el mundo sigue. Pero llegar “descargado” es una manera de enfrentar el mundo con otros ojos.
Cada uno ha llegado a esta pandemia con su propia maleta, es decir, con los guardados o logros que haya acumulado en su vida; de allí que las respuestas sean tan disimiles. Pero un día de desintoxicación no le cae mal a nadie. Y empezar por algo tan sencillo como desenchufarse del mundo externo es un buen comienzo.
Por: Gloria H.
Más historias
Con prensa mentirosa, falsos positivos judiciales y políticos corruptos, la derecha golpea Latinoamérica
Anti-récords colombianos
La supremacía de la doble moral