Salud emocional (139)

Escoja enfermedad

Es tan grave lo que sucede con el tema de la salud mental que pareciera como si este gobierno estuviera dando la “oportunidad” de escoger con cual enfermedad te quieres contagiar. Su desconocimiento del daño emocional en todos los estratos de la población es de tal dimensión, que ni siquiera se atreve a nombrar el tema. No lo conoce, no lo quiere tratar, no oye ni a los expertos. Acaba de perder definitivamente la causa del confinamiento a los mayores y tendrá que permitir el libre desplazamiento de estas personas; porque tienen el mismo derecho que todos los demás. Los estaba enfermando con la discriminación y el encierro. Pero como no se puede dar una “rebelión de los niños ” porque desafortunadamente ellos no tienen ese poder de convocatoria, los niños están sufriendo en sus propias vidas la ignorancia gubernamental.

El daño en su mundo emocional es también inmedible. Los estudios lo prueban, pero al gobierno no parece importarle. El eminente científico Jorge Eslava lo dice avalado por un estudio pero nadie lo escucha…Tendremos que escoger que enfermedad queremos para nuestros hijos: daños emocionales para toda la vida o el virus que no los mata y que es muy poco probable que les de. Los niños necesitan el contacto con otros niños, necesitan el espacio y áreas de juego y deporte. El miedo y la prevención los está llevando a deformar su realidad y construir personalidades miedosas e inseguras. ¡Los otros hacen daño! ¿Cómo construir sociedades al futuro con tanta prevención?
Es importante entender que la gente esta desesperada, saturada, agotada. Sus cuerpos se deben proteger pero no son solo “empaques” que caminan.

El gobierno no habla de salud emocional, no se habla de medidas para mitigar la incertidumbre. Muchas situaciones estresantes se pueden modificar con lenguaje, información, técnicas de relajación, música, terapias ocupacionales y deporte. Es prioritario solicitar que la salud mental se debe cuidar tanto como la física. Pero parece que este gobierno nos está dejando la oportunidad de “escoger” de que enfermarnos: de virus o desquiciados.

Por: Gloria H.