Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Salud emocional (190)

Analfabetos cuánticos.

El mundo de hoy está caracterizado por dos clases de personalidades: una, los analfabetas “cuánticos” aquellos de mentalidad vieja que se quedaron en las concepciones de Newton y el mundo mecanicista donde gritarán al más puro estilo de Santo Tomás “ver para creer” y los otros, los “cuánticos” que como su nombre lo indica, están al día con el devenir de la ciencia, abiertos a las nuevas miradas (asombrosas) que aportan el conocimiento, la investigación y la sabiduría. Los analfabetas cuánticos están inmersos en lo que aprendieron hace 10, 20 0 40 años y no se mueven un centímetro de su concepción de mundo como una máquina compuesta de partes que se integran y funcionan como un reloj. Para ellos solo existe lo que ven y tocan. Física mecánica y racional. Lo demás son invenciones de locos deschavetados. Están en su derecho, es la vieja guardia del pensamiento que no quiere aprender nada diferente a lo que asimilaron hace 40 años. ¿Miedo?, ¿incapacidad mental?, ¿terquedad? ¿todas las anteriores?

En el otro bando, los “cuánticos” acompañados de eminentes científicos de todas las especialidades que se bajaron de su pedestal o mejor, que se salieron de los laboratorios para aportarle a sus congéneres los descubrimientos que se pudieran “masticar” en la vida cotidiana. Epigenética (por encima de la genética), Bruce Lipton, Biología con Sheldrake que impacta al referirse a la información del campo mórfico, Mark Planck y sus descubrimientos sobre los cuantum (denominación más baja de energía que se puede intercambiar), Hammer y su “terrible” revolución en la Medicina, Ken Wilber y el cuestionamiento a la Psicología de lo corporal, en fin, cientos de científicos caminando por otra senda donde es imposible esconder o no ver lo que sucede en el mundo de hoy. Pero se requieren agallas para atreverse a ser del grupo de los innovadores, de los que se arriesgan a no seguir repitiendo lo mismo. Se necesita, sobre todo, cierta condición humana para despojar a la razón de todo su poderío y aceptar que existen otras modalidades de aprendizaje. Difícil pero estimulante tarea que no necesita adeptos, ni evangelizadores. A esta “agremiación” no se llega por arrastre ni por moda. Esta no es una cruzada para ganar o perder seguidores. Cada uno queda al desnudo de acuerdo a sus concepciones o creencias.

Aunque generalizar conlleva imprecisiones, podría afirmarse que ciertas profesiones están “cerradas” para una apertura cuántica: la política, la farándula, la banca, los medios de comunicación. El brillo de los focos y la inmediatez que alimentan el ego, taponan el camino para mirar diferente. Pero es la decisión de acuerdo al nivel de conciencia de cada quién. Lo más significativo por destacar, es “de lo que se pierden” cuando el mundo racional y mecanicista es el que manda la parada.

Por: Gloria H.