Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Salud emocional (226)

Por: Gloria H.

Adolescencia.

Quieren ser distintos. Necesitan marcar distancia. No siempre saben para donde van. Tal vez lo más claro que tienen ahora es que no quieren repetir modelos, que quieren hacer las cosas a su manera (así se estrellen) pero urgen romper la cadena del linaje con sus ancestros.

La necesidad de reconocimiento y aprobación de su parche, se vuelve cuestión de vida o muerte. Hay urgencia por vincularse a otros que sustituyan la familia y les brinden identidad. Que les digan a través del comportamiento del grupo, quienes son. Su identidad, su género, su religión, su equipo de fútbol, son respuestas que tienen que ser aportadas por el parche.

Sólo que, el aporte de la época moderna, extrema la situación. Las redes, la tecnología, visibilizan más lo anónimo y cualquier rareza puede convertirse en identidad de grupo. “Ser alguien” en un mundo de anónimos invisibles es casi una necesidad de sobrevivencia. Hoy, mostrar diferencia, distinguirse de otros es una marca que aporta lo que no se puede comprar tan fácil.

Ya pasó la época de los tatuajes, del piercing, del pelo largo. Nada de eso escandaliza ni sorprende. Viene la moda nueva. Vivir disfrazados, vivir representando papeles, ser uno mismo siendo otro, copiar lo ajeno para sentirme yo. ¡Qué paradoja!

Si la tecnología y los videojuegos aportan tanto al mundo presente, saquémoslos de las pantallas y vivamos su mundo. Podría hablarse de psicosis colectiva como un momento en que la realidad y la fantasía se confunden y ya no existe la barrera simbólica de la diferencia entre una y otra.

Vivir como los muñecos animados, vestirme como los superhéroes, identificarme con los muñecos japoneses es parte de la identidad adolescente moderna. Ya no tienes nombre común, ahora eres un fiel representante de lo que quieres ser y asumes su identidad. Superman, Robin, Hombre araña, Angrie bird, ¿Qué quieres ser? Porque todo es posible cuando no se sabe quién se es y el vacío interior urge identidad, así sea prestada. O robada.

YA vimos en la red las copias vivientes de Barbies, que hablan como ella, miran como ella, se parecen físicamente a ella. Ahora, la fiebre adolescente es “quién soy” pero no con una mirada hacia adentro sino hacia afuera. A quién le quito su identidad y me la “apropio” para no perderme en el mar del anonimato.

Siendo un famoso empiezo a existir. Una generación más adulta podría decir que el 31 de Octubre intentamos al menos por un día, ser otros. Los adolescentes de la moda del cosplay, lo son todos los días. Y esta actitud los hace esconderse detrás de lo que no son pero sin poder saber realmente quienes son.

En la moda del cosplay también hay rasgos de trasvestismo porque el género con que nacimos en muchísimas ocasiones es motivo de satisfacción y orgullo pero en otros es un lastre que pesa. Si quirúrgicamente no puedo cambiarme el sexo, representar el papel del otro sexo diferente al mío, alivia mi fantasía. Y si la “practico” todos los días, corro el riesgo de que se me vuelva identidad.