Ilustración: @xastudillod
Violencia hacia las mujeres y las niñas: por todos lados y de todas las formas. Niñas y bebés violadas, mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, mujeres acosadas o violentadas en la calle, en sus trabajos, en instituciones religiosas, en sus casas, en sus comunidades, por las redes sociales, ¡EN TODAS LAS BERRACAS PARTES!
Los medios de comunicación masivos han aumentado sus reportajes sobre violencias basadas en género (con unas narrativas deshumanizantes y revictimizantes) por hechos atroces de los últimos meses, lo que ha generado una aparente sensación de indignación colectiva en la sociedad colombiana, porque claro, ¿quién no se indigna con una violación contra una niña por parte de 7 militares?, ¿o con una violación contra una bebé de 4 meses? ¿o con un asesinato a puñaladas contra una mamá y su hija?, ¿o con el aumento de un 200% de los reportes por violencia intrafamiliar durante la cuarentena? Indignarse con eso es “fácil”, es aberrante para cualquiera (a menos que sigas a María Fernanda Cabal y sus amigos) porque nos muestra la crueldad patriarcal en su expresión más grotesca, y nos lo vende el “periodismo” amarillista como nos gusta, de forma hollywoodense y sangrienta, generando una cultura de morbo sobre las víctimas.
No me malentiendan, está bien indignarse con eso, lo que me preocupa es que esa supuesta conciencia colectiva sobre las violencias contra las mujeres no sea más que una fiebre y un efecto pandemia que sólo durará lo que dure la cuarentena o incluso menos, y después, cuando demostremos que no nos hemos reinventado ni nada de esas vainas de discurso de superación barato, todo vuelva a la real normalidad porque no entendimos nada de lo que estaba pasando.
La normalidad que cree que la violencia contra las mujeres sólo es la física y que lo demás es exageración de unas locas histéricas. La que se indigna más por un vidrio roto que por una mujer o una niña rota. La misma que cree que el patriarcado no existe y que es un invento de las “feminazis”. La que dice que “no son todos” y le echa la culpa a las “manzanas podridas”, a las mamás por descuidar a sus hijas y por no criar bien a sus hijos, a las mujeres por salir a altas horas de la noche, a las putas, a las empobrecidas, a las negras, a las ignorantes, a las otras; porque es más fácil mirar la paja en el rabo ajeno, sobre todo, si ese rabo lo considero menos inteligente o capaz que yo.
La normalidad de quienes creen que tienen criterio porque dicen “ni di dirichi ni di izquirdi” y se llenan la boca diciendo que no debemos hablar de feminicidios ni de violencias basadas en género porque “todos los géneros y todas las vidas importan”.
Me pregunto ¿qué pasaría si la gente de la normalidad supiera de todas las violaciones y violencias físicas, psicológicas, sexuales, emocionales, patrimoniales, y políticas que nunca llegaron a los medios de comunicación. Las que nunca denunciamos ante las autoridades y las que nunca hemos hablado con nadie, sólo con nuestras almohadas?.
¿Qué tal que ustedes supieran todas esas violencias que nunca denunciamos porque sabíamos que no nos iban a creer, se iban a burlar o nos iban a decir que estábamos exagerando?.
Las violencias que no reportamos porque nos hicieron creer que había sido culpa nuestra, o porque no son consideradas crímenes, o porque no queremos herir a la familia, porque nos enseñaron que es más importante lo que sienta la familia que lo que sentimos nosotras (¡hágame el favor!), o porque fue tan traumático que nuestra psiquis lo eliminó de nuestras memorias. Las que no denunciamos porque ni siquiera sabíamos que se llamaban violencias, sólo sabíamos que eran cosas que nos incomodaban o nos dolían.
¿Qué tal que supieran que todas las mujeres que conocen las han vivido y las siguen viviendo? TODAS, aunque muchas todavía, no lo identifiquen así.
Algunas pocas ahora lo hablamos, pero si tan solo supieran lo que callamos las mujeres… ¿también se indignarían aunque no haya sangre, ni moretones, ni llanto, ni fotos, ni vídeos? ¿entenderían que no se trata de casos aislados sino de un problema histórico, estructural y sistemático?, ¿será que además de indignarnos ahora sí nos reinventaríamos todos?
Si así fuera, haría una vaca y le pagaría a J-Balvin para que lo cuente él porque así segurito nos creen. Lo triste es que no creo que saber haga la diferencia, y en estos días donde las ganas de luchar me abandonan, sólo quiero que caiga otro meteorito y arrancar de cero a ver si así se compone esto que se llama humanidad.
Escrito por:
Lorena Gallego Rosero.
Feminista. Activista. Abogada. Integrante de La Manada Colectiva Feminista de Derechos Humanos.
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Lore, porfa no abandones …. Tienes a la manada, tu Manada, pero además otra un poco más grande que agradece no solo estas palabras, sino también las acciones y los afectos que salen de ti y para ti, porque soy testigo de que todos los días haces cosas para ser y sentirte mejor. Y aunque ya no os vemos puedo decir que sos importante para mi