Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Siloé sin su estrella, la indolencia del alcalde de Cali

Por: Dicter Zúñiga y David Gómez

“Fue preciso que el sol se ocultara sangriento,
que se fueran las nubes, que se calmara el viento.

que se pusiese el cielo tranquilo como un raso
para que aquella gota de luz se abriese paso.
Era apenas un punto en el cielo amatista,
casi menos que un punto, creación de vista.
Tuvo aún que esperar apretada en capullo
a que se hiciese toda la sombra en torno suyo.
Entonces se agrandó, se abrió como una flor,
una férvida plata cuajóse en su interior
y embriagada de luz empezó a parpadear…
No tenía otra cosa que hacer más que brillar”

Una Estrella – Baldomero Fernández Moreno, el poeta de la calle.

De las estrellas, esos cuerpos celestes que por brillar con luz propia centellean en la noche a diferencia de los planetas, las errantes, que solo reflejan la luz del sol, se dice que simbolizan a nuestros difuntos, que se habrían posicionado en el firmamento para siempre, y desde allí velan por nosotros acá en la tierra; de allí, seguramente, su relación con aquella expresión de «tener estrella», es decir, que «se es afortunado y se atrae naturalmente la aceptación de las gentes».

La estrella, esa misma que vemos colocada en los árboles de navidad, representa por su parte la estrella de Belén que, de acuerdo con la tradición católica, fue el astro que guió a los Reyes Magos hasta el lugar de nacimiento del niño Jesús. En virtud de dicha señal celeste y divina los reyes habrían dado sus ofrendas de oro, incienso y mirra al futuro “rey de reyes”.

En Cali, desde la parte más alta del sector de Siloé (que en hebreo significa “enviado”), pesebre natural de los caleños, se ubica una gran estrella que dio y vio la luz el 17 de diciembre de 1973, a las 6:05 de la tarde; su historia se remonta a la década de los 60, cuando el cerrajero de profesión, con estudios de tercero de primaria, el maestro Alberto Marulanda Palacios, que había fundado la escuela “Niño Jesús de Praga”, se planteó con sus estudiantes la posibilidad de construir una gran estrella de David que alumbrara las penumbrosas noches en que vivían, tan solo iluminados con las llamas de las velas, lámparas de querosene, y los más afortunados, con sus lámparas Coleman, todos distantes de las luces y el sistema eléctrico de la calle quinta. Esas luces proyectadas sobre las paredes blancas de las humildes casas, hacían ver el barrio como un auténtico pesebre.

El sueño de la estrella se materializó con la colaboración de toda la comunidad, que recaudó los fondos para elaborar una primera estrella en guadua y madera, mientras el jefe de prensa de Emcali y la Alcaldía de entonces, Daniel Roncancio, contribuyó para la obra con algunos de los cables, plafones y bombillos que se requerían; con la mediación y entereza de los líderes sociales, Jesús Abel Ramírez, Alfonso Gómez y Virgelina Barbosa, el maestro Marulanda Palacios lograría que el Gerente de Emcali, Arquitecto Julio Mendoza Durán, autorizara la ubicación de la estructura encima del tanque número 1 del acueducto, que se ubicaba en el sector de Guayas o Guayabales, quién lo condicionó a que la estructura sería instalada por Emcali, y que no sería en guadua sino en metal.  Así se hizo, y fue un día de celebración y fiesta.

La Estrella comenzó a emitir sus luces diez días después de su instalación, y se veía con total nitidez por encima del valle en el que se asentaban originariamente Calimas y Gorrones, desde la “recta Cali-Palmira”, tal como lo recuerda Jesús Abel Ramírez, quien manejaba un bus de cobertura nacional y vio emocionado desde esa distancia el espectacular momento en que se encendía La Estrella de Siloé, la misma que solo habría dejado de titilar en dos momentos desde entonces:  la primera, en el del apagón o racionamiento energético durante el gobierno del presidente César Gaviria (marzo de 1992 – febrero de 1993), y la segunda, en la operación “navidad limpia” de 1985, cuando tres mil hombres de las fuerzas militares hicieron su incursión en el territorio para sacar a 15 milicianos del M-19 atrincherados en la loma.

El 7 de diciembre de 1985 se encendieron nuevamente las luces de La Estrella, por la presión que los habitantes del sector ejercieron sobre el alcalde y los militares del operativo. La comunidad buscaba conservar vivo un alumbrado que para la fecha ya era una tradición, no solo del sector sino de toda la ciudad. Hoy La Estrella, ese icónico monumento, que de cinco puntas ha pasado a tener dieciocho (2008) gracias a la gestión de la comunidad, el acompañamiento del sector privado y la intervención de la municipalidad, agoniza, cual si fuera supernova, ante el abandono y el desinterés del Distrito de Santiago de Cali, en cabeza del señor Jorge Iván Ospina, y Megaproyectos, quienes, a pesar de destinar recursos por más de 7.500 millones de pesos para el alumbrado navideño de la ciudad, no fueron capaces de invertir (algunos hablan de 5 millones de pesos), para conservar su resplandor, muy a pesar también de las peticiones y reclamos de la comunidad para que así se hiciera.

Esa estrella, que rememora a nuestros muertos instalados hoy en un infinito y eterno firmamento, que retoma la tradición católica decembrina del niño Jesús, y es símbolo de un pueblo en resistencia permanente contra la discriminación y el abandono de sus gobernantes, clama por recuperar y aumentar su resplandor, y hacer honor así de todo lo que verdaderamente representa y que al parecer el gobernante de los caleños ha olvidado. Creíamos, erradamente, que los recientes hechos de protesta que sacudieron a la ciudad, y que erigieron a Siloé como punto importante de la Resistencia, habrían sensibilizado y acercado al Alcalde al espíritu y sentir de esta comunidad.

Contrario a la suerte que muchos consideran se merece la estatua de Sebastián de Belalcázar (derrumbada por la comunidad Misak el pasado 28 de abril), y que no sería otra que la de nunca más ser elevada como punto de referencia de nuestra ciudad, por lo que el siniestro personaje representa, la Estrella de Siloé, por su contenido histórico y social, debe ser rescatada de la oscuridad hacía donde la relega la actual administración distrital.