Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Tres puntos claves en la sostenibilidad Fiscal

Por: Manuel Vásquez

Ingeniero industrial – Universidad del Valle

A raíz de la emergencia sanitaria y financiera provocada por el SARS – CoV-2, los países han tenido que incrementar la deuda y el gasto público para enfrentar el impacto económico, proteger el tejido empresarial del país y apoyar a la población más vulnerable. El gasto destinado en promedio en América Latina para contener esta emergencia asciende alrededor del 2,4% del PIB. Colombia se ha mantenido en línea con los países de la región, destinando recursos entre 2 y 2,5% del PIB.

Además de este gasto, el país percibirá menores ingresos tributarios y de las exportaciones de recursos naturales. El primero, debido al decrecimiento económico esperado para este año, aproximadamente del 7.8%, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y el segundo, por la menor demanda mundial y la caída de los precios del petróleo.

Lo anterior abrirá una brecha fiscal entre los ingresos y los gastos de aproximadamente $65 Bn de pesos, poniendo en riesgo la sostenibilidad fiscal del país.

La sostenibilidad es importante, la ausencia de la misma podría traer múltiples problemas de orden económico y social, desde reducir el crecimiento económico de largo plazo hasta aumentar la pobreza y el desempleo. Además de ser nuestra carta de presentación internacionalmente.

Recientemente el Ministerio de Hacienda, por medio del decreto 1009, estableció el plan de austeridad del gasto en el 2020, el cual, limita entre otras cosas: a) las modificaciones a la estructura administrativa, la planta y el costo del personal del Estado b) la contratación de personal para la prestación de servicios profesionales c) Horas extras y vacaciones d) la adquisición de bienes e inmuebles y e) El suministro de tiquetes aéreos y viáticos.

En ese orden de ideas, para mantener la sostenibilidad fiscal es necesario: a) Ejercer políticas públicas que contribuyan al crecimiento económico b) Establecer una reforma tributaria no recesiva que mejore el recaudo y c) Ejercer una política de austeridad.

En este último campo, el gobierno ha dado el primer paso con el decreto 1009, sin embargo, a mi pensar se ha quedado corto. Es necesario extender este plan de austeridad más allá del 2020, con el fin de incrementar los ahorros previstos y ampliar el plan para incluir la nivelación salarial de los cargos públicos frente a los privados, que además de tener un crecimiento más rápido, son de mayor cuantía.

En el primer y segundo punto, es casi ineludible tener una nueva reforma tributaria para el 2021 que contribuya al crecimiento económico, en la cual se espera que se toquen tres temas importantes: a) La tasa de impuesto de renta b) La tributación de las personas naturales y c) Las exenciones del IVA a ciertos productos.

En los dos primeros puntos (a y b), se debe considerar que Colombia de por si tiene una tasa de tributación representativamente alta frente a los países de la OCDE, alrededor del 70%, lo cual frena la inversión, el crecimiento económico y el emprendimiento. Por otro lado, es necesario ampliar el número de personas naturales que pagan impuestos. Actualmente, apenas el 4,5% de las personas económicamente activas contribuyen por este medio. Esta es la razón del alto de impuesto de renta para las empresas.

Mientras en las economías avanzadas el 80% del recaudo proviene de los hogares y el 20% de las empresas, en Colombia sucede lo contrario. Si bien, no considero que el deber ser, es mantener la misma proporción, porque son economías avanzadas y son estructuralmente diferentes a las emergentes, debemos acercarnos al promedio de la región, que está alrededor del 30-35% hogares y 70 -65% empresas.

En el tercer punto (c), “Las exenciones del IVA a ciertos productos”, si bien este impuesto es altamente regresivo (contribuye a la desigualdad) con los avances en la devolución del IVA a las personas de menores ingresos se reduce este impacto. Pero el análisis no puede llegar hasta ahí, hay que considerar la clase media-baja colombiana, la cual no tiene derecho a este beneficio y le afectaría fuertemente su flujo de caja.