Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Ubuntu

En un pueblo africano un investigador reunió a un grupo de niños y les hizo una propuesta: el que llegara primero a la canasta de frutas que había en un extremo del local, se la podría llevar toda para su casa. En eso consistía el juego. En sus marcas listos ya… pero cuál no sería la sorpresa del investigador cuando vio que los niños se tomaron todos de las manos y corrieron en grupo hacia el premio prometido.

¿Por qué corrieron en grupo y no uno solo por la canasta? Los niños respondieron que no disfrutarían igual del premio si no lo compartían. ¿Cómo uno de nosotros podría estar feliz si hay otro triste? Tremenda lección para el investigador y…para el mundo.


Ubuntu, entonces, forma parte de una filosofía de vida en la que lo más valioso son la solidaridad y el compartir. Ubuntu significa “Humanidad hacia otros” y es parte del modo de vida de una tribu africana. Para muchos, posiblemente, considerados como “atrasados e incivilizados” porque no tienen la modernidad de la que disfrutamos los occidentales, pero con testimonios como estos la pregunta es: ¿Quiénes son los incivilizados?

Ahora, en medio de la pandemia y en un momento en el que la desigualdad ha aflorado en toda su dimensión y en el que -para citar un ejemplo- un jugador de fútbol se gana 555.650.540 millones de euros; las preguntas son: ¿somos indiferentes por naturaleza? ¿está nuestro ADN universal conformado de abuso, atropello, viveza, insolidaridad, indiferencia, o, si es la educación y la cultura las que nos encasillan en este grado de alienación e insolidaridad? Si hay comunidades con ese grado de empatía desde que son infantes, significa que no nacemos con ese nivel de indiferencia sino que la educación, la competencia, el éxito, el dinero, la fama, nos alteran el sentido de solidaridad y empatía por la condición humana.

No se podrá hacer mucho por los que ya están educados y no perciben la desigualdad, pero si es mucho lo que se puede hacer para el futuro de otras generaciones si la educación es consciente de que puede armar mejores seres humanos y para los ya educados que tengan conciencia, solo nos falta empezar a practicar.

¿De qué manera en mi pequeño mundo puedo comenzar a generar compasión, solidaridad y empatía con la dificultad de otros? No solucionaré el problema del mundo pero posiblemente una caja de leche mitigue el hambre de un niño o una libra de arroz, panela, lo que sea. Si tenemos vehículo es factible estar provistos de productos que se puedan entregar en nuestro tradicional desplazamiento que alivien el hambre al menos por ese día.

Por algo se empieza, lo importante es tener encendida la alerta de la solidaridad y nuestro gesto solidario podrá hacer el día más llevadero para alguien. Algo es algo.