Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Un esbirro con corbata en el concejo

El irresponsable concejal del Centro Democrático ROBERTO RODRÍGUEZ debería, ahí sí, responder penalmente por las palabras emitidas en una sesión del Concejo de Cali, en la que, haciendo gala de lo mal lector (otra “víctima” de la pésima educación de este país), su animadversión hacía la oposición (y se dicen demócratas) y/o perversas y politiqueras intensiones (sin duda), se atrevió a lanzar falsas afirmaciones y señalamientos en contra del partido Comunes, y, en particular, en contra de la subsecretaria de Derechos Humanos de la Secretaria de Paz y Cultura ciudadana del Distrito de Cali, Natalí González Arce, con ocasión de la decisión que tomaran estos de apartarse de la conducción de la mencionada Subsecretaria, es decir, de renunciar irrevocablemente al cargo.

La carta dirigida por los Comunes al señor alcalde de Santiago de Cali la comienzan reiterando su voluntad de paz y reconciliación (con justicia social), misma que en algún momento dicen haber reconocido en el señor Jorge Iván Ospina, y que les habría llevado a aceptar la conducción de la Sub-secretaría mencionada, para desarrollar la misión propia de dicha dependencia, e implementar y materializar el acuerdo de la Habana (mandato supraconstitucional), buscando hacer de Cali un emblema de paz, reconciliación y respeto por los derechos humanos.

Dan cuenta en el mismo escrito de cómo buscaron cumplir con las labores misionales e institucionales, lo cual llevaría a mejorar los indicadores del plan de desarrollo, ya que se habría orientado el trabajo al cumplimiento de programas que sobre la materia se había fijado la institución, contribuir al desarrollo del acuerdo de paz con las FARC, y, dentro del marco de las protestas del año 2021, también dan cuenta de cómo se operativizó a todo el personal en defensa de los derechos humanos y el restablecimiento de la paz.

Seguidamente revelan el hecho de que se presentaron trabas en el desarrollo de su misión, por parte de sectores políticos que hacen parte de la misma administración, hostiles a la paz, quienes desde otras dependencias habrían torpedeado el trabajo que se adelantaba, entre otras cosas, por la destinación de personal a intereses particulares, irresponsables con la misionalidad y el presupuesto público; de todo ello habrían puesto en conocimiento al señor alcalde quien, haciendo oídos sordos, no habría tomado medidas correctivas, razón suficiente para decidir apartarse de la administración distrital.

Ante este respetuoso pero contundente documento el concejal ROBERTO RODRIGUEZ, con argumentos falaces, en una sesión del Concejo procede a tergiversas el sentido del texto, con un discurso claramente mal intención, ya que, en lugar de requerir a la administración para que den cuenta de los reproches hechos por Comunes, comienza con descalificativos de dicho partido político para terminar en señalamiento calumnioso e injuriosos en contra de la titular de la Subsecretaria, la Dra. Natali González Arce.

Es así como comienza el señor Rodríguez por dirigirse a la agrupación como “Integrantes de las FARC que ahora se hacen llamar en un grupo político Los Comunes”, con las connotaciones que ello tiene (muy a pesar de aquellos que aún se consideren en alma como FARC), y que no es otra que estigmatizar a quienes han optado por la vida civil y la vida política dentro del marco de lo legal, a diferencia de los que optaron por seguir alzados en armas, por las razones que sean.

El burócrata concejal (ese sí de verdad), quien seguramente no sabe de dónde proviene tal palabra, se exalta porque los Comunes tan siquiera hayan hecho parte de la administración distrital y que ahora se aparten “de la burocracia” en los términos que lo hacen, y, producto de su delirante lectura, pasa a exigir explicaciones por un supuesto “programa programático” (sic) o pacto programático establecido entre Comunes y Alcalde, y el cual no se habría cumplido.

Este, en el mejor de los casos, pésimo lector, sacó de su perversa imaginación un pacto programático jamás mencionado, es decir, inexistente, para de allí atreverse a exigir explicaciones que a luces vista solo pretenden predisponer a la opinión pública en contra de quienes optaron por la paz, vienen trabajando por ella, y no desde un escritorio, sino con el trabajo en terreno; este siniestro y pésimo lector, se atreve, consecuente con su retorcida imaginación, a hablar de pactos programáticos por burocracia, y de pactos programáticos con vándalos y delincuentes, dando a entender que lo sucedido durante las protestas hubiese atendido a algo concertado previamente.

Las perversas inferencias de este mal lógico y razonador le llevan a descargar, de manera irresponsable, temeraria, e inclusive criminal, señalamientos calumniosos e injuriosos en contra de Natali González Arce, a quien califica como “pilar fundamental para la primera línea y todo lo que se dio en nuestra ciudad”, ya que todo habría sido parte “de un plan programático”, e indica que ella era la que “gritaba…nos están matando” y era quien “anunciaba que las fuerzas del orden los estaban matando”.

Es claro que el señor concejal Rodríguez desconoce del trabajo real y efectivo que la mencionada servidora pública cumplió, junto con el personal a su cargo, en las pasadas protestas de abril mayo y junio, misma reconocida y aplaudida por organizaciones sociales y de derechos humanos. Mientras el concejal se encontraba detrás de un escritorio como buen burócrata, así fuera desde su casa, el personal de derechos humanos del distrito hacía su trabajo en territorio, evitando que la desgracia fuera mayor.

Resulta curioso el señalamiento que este mal lector (Roberto Rodríguez) hace a la servidora pública Natali González, en cuanto que ella gritaba “nos están matando” (lo cual le causa risa), ya que, como puede dar cuenta el suscrito y varios defensores de derechos humanos, la única vez que tal hecho sucedió fue en una macabra noche en el sector La Luna, dentro del marco de las acciones adelantadas por civiles armados que dispararon en contra de jóvenes y una misión médica, y de los cuales quedaron registro en una aplicación de uso exclusivo de organizaciones de derechos humanos.

Así las cosas, podemos señalar al concejal Rodríguez como un potencial determinador de hechos criminales que puedan desplegarse en contra de Comunes, y en particular en contra de Natali González Arce, por su peculiar forma de interpretar una renuncia, respecto de la cual, en lugar de hacer desatinados señalamientos, debió exigir respuestas a la administración municipal para verificar si las motivaciones de la misma tenían asidero o no en hechos reales como los que allí se exponen.