Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

En la práctica es otra cosa

En estos días leía la muy recomendada publicación “1, 2, 3 por la niñez” de la Liga Peatonal de México, y pensaba como nuestros asentamientos urbanos eran cada vez más contradictorios, mientras recordaba como había elegido evitar a toda costa ir a centros comerciales o grandes cadenas de supermercados.

Estos lugares tan cotizados durante las últimas décadas, en los que supuestamente te venden comodidad, seguridad y bienestar; se me han vuelto tediosos por diferentes aspectos, más ahora en pandemia, y con tantas restricciones sin sentido para mí.

En primera estancia, se supone que son lugares para las personas, para recorrer a pie, luego decidieron implementar locales-islas que angostaron los pasillos y luego agregar unos trencitos que sin duda son muy divertidos para niños y niñas. Cosas que podrían sonar muy bien, hasta que suena la campanita del tren y te pide que te quites si vas caminando, en silla de ruedas o con un coche de bebé. ¿Es en serio?

¿Qué pasa en estas situaciones con la pirámide de movilidad*, la cual confirma que los peatones tienen prelación  y sobre todo exclusividad en un espacio peatonal? ¿Qué enseñanza les estamos dando a la niñez con esa campanita? ¿Qué luego pueden ir en un carro pitándole a la gente para que se quite? Recuerdo que en el sur hay un centro comercial que cuando niña podía recorrer en una ballenitas, porque les habían diseñado unos canales de agua; y otro en el norte donde habían unas pistas de cars junto al área de parqueaderos. Juegos que me parecían muy divertidos sin necesidad de pitarle a nadie para que se quite.

En segunda estancia, están los parqueaderos, donde claramente hay un fuerte clasismo y discriminación, pues los reyes son los carros particulares, nuevamente en contra de la pirámide de movilidad. Los motociclistas no pueden entrar con su pasajera, a estas personas les toca separarse por un tiempo, caminar por lugares para nada cómodos, perderse si es un lugar nuevo o no van hace rato, para luego volver a encontrarse; sin contar que por general toca darle toda la vuelta  la manzana hasta encontrar la única entrada para motos. Y a las personas en bicicleta les asignan el lugar más incómodo o retirado, tener que aguantarse el humo de los motorizados o que botan los condensadores del aire acondicionado en espacios cerrados, por no hablar que también es el menos vigilado o con menos garantías, si es que lo hay.

Y en tercera estancia, creada por las medidas impuestas desde la pandemia. Con su pico y cédula, que no te permite hacer muchas cosas cuando justo las necesitas; o las largas filas, especialmente para bancos o centros médicos, que tienen que hacer principalmente las personas mayores, sin que haya ni fila preferencial ni sillas que les presten, en muchas ocasiones. No sería más fácil tener un conteo de aforo como lo he visto en otros lugares y usar la tecnología ya existente que toman el número de celular para que avise con un mensaje de texto, cosa que cualquier celular sencillo y sin internet recibe, haciendo las veces del llamado a turno, o como el dispositivo que vibra que dan en las plazoletas de comida; y así si se evitan las aglomeraciones que es lo que realmente se requiere, sin tanta incomodidad.

Pero como de la puerta para adentro es otra cosa, es privado, no hay prelación para peatones, para la niñez, ni para las personas mayores. Lo que con más razón debería suceder en lo público, en la práctica los andenes y las ciclo-infraestructuras deberían ser más respetadas y liberadas de vehículos motorizados cumpliéndose las leyes, sin excusas. Creo que es momento de repensar todos nuestros espacios, privados y públicos, para que la pirámide de movilidad sea una realidad que podamos disfrutar día a día. ¡Por una mejor movilidad activa!**

** La Movilidad Activa comprende todas las formas de desplazamiento en modos no motorizados; priorizando y generando más espacios para peatones, ciclistas y personas con movilidad reducida.