Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

La Mentira Piadosa

Por: John Fredy Bustos López – Integrados

Nuestra democracia ha sido denominada como la más antigua de América Latina, un título que ostentamos gracias a la antigüedad de la elección mediante voto popular de 1810 del granadino José Miguel Pey, la tradición electoral ininterrumpida desde 1830 y la estabilidad institucional entendida como la ausencia de dictaduras militares -Exceptuando la del general Rojas Pinilla-. Siendo constante la evaluación de la democracia conforme a la dinámica electoral.

Se omitirá el recuento histórico para pasar a la constitución de 1991, en la que se afirma en su artículo 1 que entre los principios fundamentales del Estado están el respeto de la dignidad humana, el trabajo y la solidaridad entre las personas, y a su vez que éste debe priorizar el interés general. Ante este artículo surgen las dudas ¿Nuestra democracia es una promesa? O ¿es una mentira piadosa?

Quizá sea ambas, lo cierto es que invertimos muchos recursos en el teatro electoral, mientras el interés general se convierte en un beneficio colateral. Fíjense en lo siguiente: Tituló Portafolio en 2018 “Lo que nos roba la corrupción” con una cifra de 50 billones de pesos al año. ¿Dónde están los culpables? Bien sabemos usted y yo, que los culpables siguen libres, son “ciudadanos de bien” y exitosos profesionales de los cuales, su transparencia no se puede poner en tela de juicio hasta que se demuestre lo contrario.

¿Pero a qué viene el caso? Viene en la medida que la “forma de hacer política” tiende a tener la siguiente dinámica: (1) Un político debe conseguir votos, (2) para conseguir votos fijos debe tener acceso a una red de clientela (Puestos públicos), (3) estos le sirven de negociación con otros intereses (políticos), (4) Esos cargos están dispuestos a poner por encima el interés del político/partido sobre el interés general, (5) El interés del político es (a) tener en su control más puestos y (b) ayudar a los que le ayudaron, (6) Para lograr el (5.a) debe establecer más alianzas que van a requerir más recursos, y éstas, en contrapartida pueden ofrecer la omisión de los entes de control para cumplir el (5.b) y finalmente (7) utilizar la toda la estructura y sus recursos para apoyar otras elecciones, por ejemplo, al congreso.

Bfff… ¡que desgaste fingir esta democracia! 50 billones podrían ser un estimado de lo que nos cuesta ostentar el título de demócratas. ¿Y el bien colectivo? ¿La dignidad humana? ¿La solidaridad? Es aquí donde sugiero que hagamos propio el principio de la Duda y cuestionemos ¿CVY?

Y ¡Ojo! No estoy sugiriendo cambiar el sistema político, por el contrario, es una insistencia a la construcción de ese sujeto político, un “patriota de una buena constitución” que esté en la capacidad de brindar a su comunidad social, religiosa y empresarial la dignidad humana que merecemos los que en ella habitamos; es necesario para retomar los principios de cooperativismo, el apoyo mutuo y/o la misericordia.

La competencia decía Kropotkin debe ser por la sobrevivencia de la especie, no contra la especie como lo sugirió Darwin y cuyas consecuencias vemos representada en la expresión popular “Caleño come caleño”; El empleo como lo ha la sugerido la doctrina cristiana y la anarquista debe ser visto como una posibilidad para el enaltecimiento espiritual del ser humano; y finalmente el trabajo debe conducir a la dignificación de la persona, difícil en las condiciones actuales, pero es la promesa de nuestra democracia. Cada uno de nosotros desde su lugar en la sociedad debe omitir las disputas político/electorales pues debemos acabar con esa mentira piadosa y ejercer como dice el artículo 3 de la constitución política “la soberanía de nuestro pueblo” de manera directa.