Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Llueve.

Salud emocional

La lluvia puede producir emociones muy diversas. Alegría de pronto, si es un grupo de niños o adolescentes que se mojan, se salpican con el agua y juegan con el juguete más natural del universo: el agua. Algún psicoanalista podría adivinar el placer de estar recordando momentos muy primarios en el vientre de la madre.

Adultos también podemos disfrutar de la lluvia si lo tomamos con calma y no daña planes de reuniones o situaciones donde se debe estar “bien presentado”. Pero no es lo único. Esa lluvia agradable y juguetona no siempre trae alegría y esparcimiento. Como dice la canción “Amarte no es tan fácil” “cuando la suave lluvia se vuelve un huracán” no hay ni alegría, ni gozo. Lo que invade el corazón es el miedo y la impotencia porque ante la fuerza de la naturaleza no hay nada que hacer. La impotencia es absoluta y es cuando sentimos que no somos “los reyes de la naturaleza” sino simples eslabones de un sistema que no hemos respetado como se debería. Entonces la naturaleza nos arrincona, muestra su poder, nos pasa factura y la sensación de vulnerabilidad es total. Nos maneja como si fuéramos una pluma en el viento.

Los estragos están allí, la furia del agua, el abuso de los humanos, las diferencias tan abísmales entre unos y otros, la pobreza que golpea en cada nueva situación de calamidad.

No es hora de lamentarse sino de colaborar. Si, es responsabilidad del Estado pero si puede cada quien debe contribuir a mitigar el impacto de lo que se vive en su comunidad. Además, el servicio para otras personas necesitadas, es como un bálsamo porque calma angustia, sana y conecta con lo más sagrado de la condición humana: la compasión y la solidaridad . Es hora de actuar!

Gloria Hurtado – Psicóloga