Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Morir de envidia

¿Quién no la ha sentido? ¿Quién no ha experimentado esa emoción que se apodera y pareciera que ahogara, como si quitara la respiración? Sentir que otro u otra tiene lo que se ha anhelado, darse cuenta de la propia incapacidad, percibir que a otro u otra la vida “si le dio” lo que se deseaba, es como un golpe bajo. Porque no existe nada ni nadie que la pueda borrar. La envidia se siente hasta en los huesos y no hay manera diferente para manejarla que aceptar el triunfo o la capacidad del otro. Así arda hasta los tuétanos, así produzca escozor.


La envidia es una de las emociones que surge de la convivencia. Igual que los celos, la envidia viene dada porque somos seres sociales, porque nos comparamos, porque estamos en un continuo intercambio de situaciones.

Los psicoanalistas hablan de la envidia como una emoción primaria, como una emoción casi con la que nacemos porque siempre lo queremos “todo”.

Queremos poseer la madre total y no se acepta la carencia. “La envidia daña la capacidad de gozar. Es el factor más importante del socavamiento de lo sentimientos de amor, ternura o gratitud. La envidia es un sentimiento enojoso contra otra persona que posee o goza de algo deseado por el individuo envidioso, quien tiene el impulso de quitárselo o dañarlo. A diferencia de los celos, que se basan en el amor y comprenden un vínculo de por lo menos tres personas, la envidia se da de a dos y no tiene ninguna relación con el amor. La persona envidiosa es insaciable porque su envidia proviene de su interior y por eso nunca puede quedar satisfecha, ya que siempre encontrará algo que desear”.


Pero la paradoja que encierra la envidia es asombrosa. En palabras claras, cuando un sentimiento como la envidia carcome, es porque detrás está escondida una gran admiración. ¿Quién lo creyera?, envidiamos lo que más admiramos. Si envidias a alguien le estás haciendo un reconocimiento de admiración. Porque está persona tiene algo que tú deseas poseer y no has logrado alcanzar. El lenguaje popular dice que la envidia “ es mejor despertarla que sentirla” lo que es muy válido porque al despertarla generas admiración. Al sentirla puedes hasta “envenenarte” con ella…Pero jamás podrá desaparecer de la condición humana. Mira lo que envidias y reconocerás que lo admiras.

Gloria Hurtado – Psicóloga