Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Penas de amor

Salud emocional

Por: Gloria H.

Hay muchas penas de amor. Están aquellas que carcomen las entrañas, cuando el amor se acaba. Si pudiéramos manejar el corazón, la vida sería otra cosa. Para bien y para mal.

Una pena de amor porque el amor se acaba, es desgarradora porque es un acto de impotencia. Nada de lo que soy, de lo que tengo, de lo que conozco, “sirve” para inclinar la balanza a mi favor.

No existe ni lógica, ni razonamiento que “ayude” a que las cosas se pongan de mi lado. El amor es irracional, absurdo, extraño, va en contravía pero…existe.

Está allí para enloquecernos, para apasionarnos, para desgarrarnos hasta el alma, para darnos energía… para todo eso está el amor. Pero no lo podemos manejar, no hay poder humano que lo domine. Se puede fingir que se le gana pero en definitiva siempre se sale con las suyas. Es el amor!

Existen otras penas de amor. Están aquellas que se producen cuando el amor no conviene, cuando no encaja, cuando “no se puede”. Cuando la personalidad del uno o de la otra no satisface, no va con nuestra personal manera de mirar la vida. Cuando esperaba algo y resulta otra cosa..

Es desgarrador cuando el amor existe pero al amar debemos renunciar a nuestra propia identidad. Y no, así no se puede! Por grande que sea el amor debo escoger: o el amor por el otro o la otra o mi propia esencia. Y duele porque la impotencia es descomunal. Nos amamos pero no se puede. Hay que renunciar.

Lo paradójico de este amor es que puede producir pena y dolor sin que el amor se haya acabado. También arde “infinitamente” cuando lo que yo amo tiene “dueño” o “dueña”. Pero no se puede. Es tenaz también cuando amamos y no nos aman. La impotencia haciendo de las suyas. No hay nada que hacer, sólo aceptar. Aceptar que no somos Dios y que los procesos de aprendizaje para crecer también pasan por el amor.

Qué rompe un proceso de amor? Por qué el amor se acaba? La respuesta por estúpida que parezca es la mas real: se acaba porque es humano, porque es finito! Porque depende de circunstancias, de momentos, de detalles. Porque se construye –o se destruye-minuto tras minuto. Porque sufre de cansancio, de apatía, de desilusiones. Porque hombres y mujeres somos seres cambiantes, que esperamos –a veces- demasiado del otro, de la otra. Porque creemos que alguien –afuera- nos va a hacer feliz.

¿Para dónde se va el amor cuando se acaba? Bécquer no lo supo pero estoy segura de que aceptaría que se queda cosido a las entrañas. Se queda dentro de nosotros, pero con la paradoja de que ya no sirve. Es como el esqueleto que habla de vida pero sólo asusta por lo que fue y ya no es. Cuando el amor se acaba no va para ninguna parte. Queda adherido a la historia recordándonos la impotencia de la condición humana.