Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

¿Qué Quééé?

Si se escucha contestando así o si se percibe molesto a toda hora, si las tapas de los frascos no abren tan rápido como quisiera, o si el juguete de la mascota tiene un chillido más agudo de lo normal, o si las moscas están volando más cerca de usted; si alguna o varias de estas situaciones se están dando en este momento de su vida, es hora de detenerse y…respirar.

Pero no quedarse respirando sino empezar a aceptar que está alterado, que su grado de sensibilidad está al máximo y que tiene derecho a agotarse, ¡por favor!

La depresión no es solo momentos de decaimiento, la depresión tiene la otra cara que es la irritabilidad, las intolerancias, la sensibilidad extrema, situaciones en la que siempre hay un motivo real o supuesto para estar con rabia. Entonces es hora de evaluar si mi “malparidez” es constante o si solo fue ocasional y por un motivo real. Si hay razones y es ocasional, puedo concluir que hoy solo fue un mal día; pero si siente que todos los días ni siquiera se soporta a usted mismo intente, algunos de estos consejos:

  • Trate de hacer algo diferente, rompa la rutina: un cambio de actividad es aconsejable, una caminada por la calle con elementos de bioseguridad puede ser una forma de airearse. Lo importante es cambiar de ambiente (no importa que la casa se “caiga”) ¡usted también es importante!
  • Haga ejercicio: ¿Qué tal iniciar con música y que termine en una sesión de baile? No importa, usted solito, sintiendo la música en toda sus frecuencias.
  • Hable con alguien: Es reparador hacerlo aún cuando desde el comienzo piense que no le va a solucionar nada. La idea no es que me solucione sino que lo “acoja” y eso de por si ya es reparador. Alguien escuchará y puede que diga alguna palabra diferente que ayude a suavizar el momento.
  • Cualquier actividad que pueda realizarse con las manos, (que no sea obligatoria), entretiene y distrae. Alguien dijo que las manos y el alma están conectadas, pintar, hacer collares, cocinar, coser, tejer…
  • En últimas, si estoy insoportable, siempre hay un psicólogo presto a escuchar. No vamos donde los psicólogos porque estemos locos sino que, precisamente, vamos donde ellos para no enloquecernos.