Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Salud emocional (175)

Múltiples personalidades.

Esta mañana usted se pudo despertar al lado de un hombre o de una mujer que no se parecían “ni poquito” al mismo con el o la que se acostó anoche. En el transcurso del día le puede suceder con varias personas. No son las mismas que dejó de ver hace unos días o hace unas horas.

El cambio de seres amables a desagradables puede ser instantáneo. O al contrario, de ogro a una persona encantadora no hay sino un paso, en un segundo. Pero no es lo único.

Usted puede encontrarse con una persona totalmente religiosa, que asistió muy devota a misa, pero luego en el atrio de la misma iglesia expresa muy segura “¡A esos h.p. hay qué matarlos!”. Y luego le da limosna a un mendigo pero al llegar a casa “No le interesa” para nada la tristeza de su compañero o compañera. Sencillamente “no la ve”.

Pero al contestar el teléfono es la “mata” de la amabilidad con su interlocutor. Las incoherencias siguen. De alguna manera Carl Jung hablaba de la sombra, como aquella parte de nuestra personalidad que queremos esconder. Para ello escogemos caretas que intentan disimularla.

El refrán precisa “dime de que te precias para saber de qué careces”. Se dice que la personalidad es la máscara que nos ponemos para enfrentar el mundo. Sólo que podemos llegar a tener muchas máscaras, muchas personalidades, de acuerdo a las circunstancias externas que nos toca enfrentar.

Estamos hablando entonces de un individuo fragmentado, como un hexágono que va cambiando de cara de acuerdo a lo que le toque vivir. Y de allí a las contradicciones vivientes no hay sino un paso. Sus “vecinos” de vida no saben qué hacer o a qué atenerse.

Todos los días y aún en un mismo rato puede cambiar de cara y el arte de la convivencia se convierte en el arte de la adivinación. ¿Y ahora, con quién estoy? O ahora ¿Quién es este? Lo peor es que “el sujeto” no se da cuenta de los cambios.

Desde la inconsciencia va moviendo el suiche y al llegar la noche pudo haber sido tres o cuatro personalidades en el mismo empaque. En el consultorio lo vivo a diario, es obvio. ¿Se puede catalogar como enferma mental a una persona con este comportamiento? Pienso que las caracterizaciones de enfermedad mental se quedan cortas o son injustas y despiadadas con los seres humanos.

En la condición humana todos tenemos algo de las múltiples personalidades. No importan ni el oficio, ni el nivel de educación, ni el rol que desempeñe. Precisamente tener conciencia, ser coherente, es el trabajo de aprendizaje al que venimos.

Intentar ser uno… Recogiendo un poco de todas esas personalidades y tratando de sintonizar en un individuo que no se disfrace de acuerdo a las circunstancias. Desafortunadamente hoy nuestro mundo esta plagado de tantas personas que caminan por la vida desparramados en múltiples facetas que los distraen del verdadero sentido de la vida: la coherencia. ¿Le suena?