Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Salud emocional (176)

Por: Gloria H.

Gente buena, gente mala

Hace algún tiempo leí un comentario despectivo sobre los libros de autoayuda y al referirse a uno de los temas más difundidos, el del perdón, el autor concluía lo absurdo del perdón puesto que “la gente buena es siempre buena y la gente mala es mala hasta el final”.

En nuestro país, los guerrilleros, los maltratadores de niños, niñas o mujeres, son considerados malos, personas que merecen “hasta la muerte”. Se insiste en hablar de buenos y de malos concluyendo que a los malos se les debe condenar, hostigar y hasta matar y que los buenos tienen derecho a determinar cómo hacerlo. ¿Existe la gente buena y existe la gente mala? Sí, es fácil juzgar acciones humanas que conforme a leyes se califican de correctas e incorrectas.

Acciones que en términos humanos “hacen daño”. Pero existe diferencia entre el hecho delictivo y la condición humana del que lo ejecuta. ¿Desde cuál lugar del saber, de la prepotencia, del enjuiciamiento (o de la ignorancia) puede un ser humano calificar la esencia de otro u otros como “mala” o “buena”? Con el argumento de que la gente “mala” hace daño, de que no merece perdón y “como será mala hasta el final” no consigue sino repudio y desprecio, no existe esperanza en torno a la llamada ¡gente mala! Por el contrario, a la gente buena hay que favorecerla porque es buena: debe tener todos los privilegios, todos los beneficios.

¿Cómo se conforma el tribunal que califica la esencia humana como buena o como mala? ¿Será acaso la ciencia la que se abroga ese poder? ¿Alguna religión, la justicia, la moral?¿Somos buenos o somos malos. ¿A qué equipo pertenecemos? Como si no aceptáramos que a este mundo vinimos a aprender y para ello necesitamos maestros que nos ayuden en nuestro proceso.

Maestro es el que enseña, el que talla, el que “nos hace daño” así no logremos asimilarlo desde una mente racional sin atisbo de trascendencia. El llamado maestro “que enseña porque lastima” o es enfermo mental en términos materiales o su nivel de conciencia es poco evolucionado.

No es fácil aceptar que la enfermedad mental existe y es “hija” precisamente de una cultura traumática que no tiene claridad sobre el ser y sobre el significado de la conciencia en un proceso de evolución. ¿Cómo lograr entender que existe una historia individual que tiene que ser escuchada, no para justificar el hecho, sino para contribuir a la recuperación de la esencia humana?

Si acepto que existen “malos” ¿el “bueno” tiene privilegios de hacer con ellos lo que se le antoje? ¿Los malos merecen tolerancia? ¿Cómo puede trabajarse en recuperación con la idea de gente mala? A propósito qué se le hace a la “gente mala”: “choques eléctricos”, ¿se la dopa, se la idiotiza, se la atonta, se la encierra, se la culpa, se la censura, se la condena?

¿Qué se le dice al entorno familiar de una persona “mala”? En el otro lado del concepto ¿Qué merece la gente buena? ¿Soy incondicional con ellos? ¿Existen buenos que nunca cometen errores o que nunca se enfrentan a los llamados “actos malos”? ¿Dónde quedan los otros humanos, aquellos que son un poco buenos y un poco malos, los que cometen errores, los que no creemos en las polaridades porque no existen?

¿Usted es bueno o es malo? ¿A qué grupo pertenece? ¿Cómo se matriculó en él?