Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Salud emocional (203)

Por: Gloria H.

No tengo hijos.

Los hijos, son una ‘amorosa atadura’ que impiden ciertas conductas en hombres y mujeres. Son una motivación para la vida pero es obvio que también se convierten en obstáculo para que algunos hagan lo que les plazca. Y con mayor énfasis en el mundo de hoy, tan ávido de libertad y evasión de compromisos.

Aún cuando aceptemos que el futuro no existe, que está por construirse, cuando hay niños lo que está por venir puede aparecer como un fantasma que atemoriza. ¿Qué sucederá? ¿Qué les podría pasar a ellos? Por eso tal vez hoy, más hombres y mujeres deciden vivir juntos pero sin descendencia, sin compromisos que aten a través de los hijos. Como tu pareja no es de tu familia si la relación termina y no hay hijos, compruebas que se acabó el amor y “chao pescao”. Se acabó el afecto y cada uno toma su camino. Ni ataduras, ni peleas, ni pendientes. ¡Sencillo!

Los hijos amarran, condicionan. Hasta atrapan. Son fuente de inmensa satisfacción pero también pueden ser una pesadilla. Con las mejores buenas intenciones para educarlos y de pronto ni siquiera sabes (o entiendes) por qué se comportan de tal o cual manera. Cuándo te avergüenzan, cuándo te llenan de satisfacción. La idea religiosa de la Sagrada Familia se pulveriza a pasos agigantados y el molde tradicional de papá, mamá e hijos se difumina más y más. Parejas del mismo sexo, abuelos con nietos, parejas dinky (double-income, no kids, sueldo doble sin hijos) todo evoluciona.

Lo que se decanta en este nuevo concepto de vida es que los hijos o las hijas no están ‘encargados’ de la realización personal de nadie. La maternidad no es el único camino de satisfacción para una mujer. Nunca ha sido el ‘único’ camino de un hombre y ahora es la mujer la que también concluye que puede ser feliz y realizada sin tener que ser madre.

La idea romántica (o religiosa) de un niño sonriente mientras te dice papá o mamá es bellísima pero no siempre sucede. Cuántos padres no quisieran “devolver” sus hijos o entregárselos a “alguien” para que los terminen de educar. Hoy, en Psicología se hace énfasis en el transgeneracional, en el árbol genealógico, donde se explica cómo heredamos los errores de nuestros antepasados.

Existe “el alma familiar”, como también existe el alma colombiana que nos cobija con lo bueno y malo que acontece en el país, así no tengamos vínculo directo con los hechos. Los hijos no siempre son “lo mejor” que le ocurre a un hombre y una mujer. En medio de esta pandemia una reflexión sobre el significado de tener hijos siempre será bienvenida. Para que la evolución no nos sorprenda.