Revista Digital CECAN E3

Examinar. Entender. Evaluar

Salud emocional (97 )

Obedecer.

Es un verbo que encanta a muchos. Da poder, se tiene el control, todo está organizado. Obedecer. Hijos obedientes, alumnos obedientes, empleados obedientes, ciudadanos obedientes. Sin quitarle ningún mérito porque es una acción que contribuye a organizar, también es importante mirar su lado oscuro porque obedecer puede convertirse en un acto de sometimiento. Quien ha sido educado para obedecer, obedecerá siempre sin evaluar a qué clase de jefe o poder obedece. Carece de criterio, no tiene una identidad propia capaz de refutar una idea, un comportamiento, un hecho. Desafortunadamente muchas generaciones se han educado con la idea de que obedecer es sinónimo de buen comportamiento. ¿Cómo encontrar el término medio que permita vivir en comunidades o familias o empresas organizadas pero sin suprimir el pensamiento crítico? Cuando educamos con la idea de la obediencia como cualidad primordial tendremos un ejército de zombis y en definitiva estamos manifestando temor ante la diversidad de criterios. Cuando lo que más enriquece como proceso de vida es la diversidad. Claro, encontrar el justo equilibrio entre las normas que permitan el desarrollo social, pero también la libertad de opinión y divergencia que permitan el crecimiento y evolución, he allí la tarea más importante para nuestro presente y nuestro futuro. Pero es hora de desmitificar la obediencia como factor básico de una sociedad. Puede terminar siendo muy peligroso porque reprime la diferencia y acumula una gran impotencia. Un adolescente que no puede cuestionar a su padre, un practicante que no se atreve a disentir de su fe, una alumna que no puede disentir del criterio del profesor, una oposición en un Estado que pierde su libertad de crítica, ¿todas estas actitudes aplastadas por la obediencia son prácticas para perpetuar? La nueva humanidad necesita la diversidad, debe permitirla como factor de evolución. Disentir no puede convertirse en un acto peligroso cuando respetamos la diferencia. El poder está en crisis y es necesario marcar diferencias entre autoridad y autoritarismo. Creo que hay cansancio de una sola verdad, una sola religión, una sola medicina, una sola sexualidad “correcta”, una sola ideología. ¿Qué tan obediente o desobediente se reconoce?

Gloria H.

Psicóloga

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